La idea de crear laboratorios –que hemos importado de las ciencias naturales– ha llegado al gobierno electrónico. Los laboratorios de gobierno están aquí. El uso de las Tecnologías de Información y Comunicación ahora permite diseñar laboratorios de ciencias sociales y ciencias políticas para experimentar con soluciones y problemas reales en ambientes “controlados”.
Hoy en día, los problemas gubernamentales son tan complejos que es necesario tratarlos como enfermedades o fenómenos que requieren una comprensión más amplia que la sola toma de decisiones por experiencia previa o sentido común. Los laboratorios de innovación apoyan la creación de sinergias entre varios campos de conocimiento y se basan en plataformas tecnológicas que permiten conversaciones, intercambios de información y datos a distancia.
El impulso del Gobierno Abierto ha sido un acelerador de los laboratorios de gobierno e innovación pública, ya que que la necesidad de reorganizar los datos gubernamentales, explotar el Big Data y cumplir con las exigencias de transparencia y rendición de cuentas ha obligado a generar organizaciones o grupos –en este caso los laboratorios– para cumplir con los nuevos retos de apertura y administración de datos gubernamentales.
Primeros laboratorios en Iberoamérica
Como siempre a la vanguardia de la innovación en la administración pública, en octubre de 2016 la red social Novagob lanzó el primer Laboratorio de Gobierno para la Innovación Pública en Iberoamérica (lab.novagob.org) en las instalaciones del INAP en Madrid, España, siguiendo el ejemplo del Laboratorio de Gobierno de la Universidad de Nueva York y del MIT que dirige Beth Noveck.
No obstante, ya existen otros laboratorios similares en América Latina. Aquí una lista de los más conocidos, aunque seguramente hay más en desarrollo:
- Lab Rio (Río de Janeiro, Brasil)
- PENSA, Sala de Ideas (Río de Janeiro, Brasil)
- Laboratorio de Innovación de Quito (Ecuador)
- LabProdam (Sao Paulo, Brasil)
- Laboratorio de la Ciudad de México
- Laboratorio de Innovación de Xalapa (Veracruz, México)
- Laboratorio de Innovación Social (Uruguay)
- Laboratorio de Gobierno (Chile)
- Laboratorio Hacker (Cámara de Diputados de Brasil)
- Laboratorio de Innovación y Gobierno Abierto (Buenos Aires, Argentina)
- Vivelab (Bogotá, Colombia)
- Mobilab (Sao Paulo, Brasil)
¿Qué son y qué hacen?
Los laboratorios de gobierno e innovación pública son un espacio virtual de colaboración, coproducción y desarrollo de políticas públicas tecnológicas que ayudan a mejorar la gestión y la administración pública en todos los niveles de gobierno. Aunque aún no están muy claras sus funciones, pueden identificarse dos tendencias en estos laboratorios:
- Usar las Tecnologías de Información y Comunicación (TICs) para apoyar a los gobiernos.
- Incorporar a los ciudadanos de manera más participativa en las decisiones de gobierno.
En la primera tendencia, un estudio reciente de Acevedo y Dassen (2016) encontró que sus actividades abarcan el análisis de datos que las organizaciones de gobierno no tienen capacidad de llevar a cabo, hacer test o pilotos de software, desarrollar programas y aplicaciones móviles, e implementar experimentos aleatorios, entre otras. En el segundo enfoque, buscan incorporar ideas de los servidores públicos, realizar actividades de formación o entrenamiento, y construir redes internas y externas de innovación pública. De esta manera pueden implementarse metodologías como SCRUM y Design Thinking para apoyar las acciones de gobierno.
5 funciones de los GobLabs
Para entender mejor los laboratorios de innovación gubernamental, revisemos algunas de las funciones o servicios que éstos pueden ofrecer a los administradores públicos:
1. Puentes de ideas
Los laboratorios buscan establecer conexiones entre la academia y la práctica de la administración pública para entender los problemas públicos con perspectivas distintas, enfocarse en las soluciones y plantear alternativas y nuevas metodologías entre pares, inteligencias colectivas y administradores del conocimiento.
2. Generadores de innovación
Pretenden traer nuevas ideas en la gestión pública desde el uso de las TICs, las tecnologías emergentes y las web 2.0, hasta la comprensión de los problemas públicos a partir de soluciones concretas.
3. Observatorios de prácticas o datos públicos
Uno de los objetivos de los laboratorios es monitorear políticas públicas y reunir datos sobre el uso de tecnologías de información y comunicación en distintas áreas como eficiencia, gasto público, seguridad, transparencia y gobiernos abiertos, a fin de hacer análisis detallados y compartir información.
4. Simuladores de políticas públicas
Un municipio tiene una gran idea para resolver un problema, pero ¿cómo ponerla en práctica sin afectar sus sistemas? En este caso, los laboratorios intentarían simular esa idea en sus servidores, evaluar su eficiencia y eficacia, y devolverla al ayuntamiento en cuestión para que sea implementada con las mejoras necesarias que garanticen su éxito. Esta posibilidad de simular tanto aplicaciones como códigos y resolver problemas públicos es una de las grandes fortalezas de los laboratorios de gobierno.
5. Creadores de prototipos
Además de generar ideas nuevas, otra de las grandes ventajas de los laboratorios es hacer prototipos. Estos “experimentos” –que bien pueden ser apps o software en su versión inicial– permiten formar distintas pruebas que ayuden a mejorarlos antes de su implementación en las administraciones públicas o en las organizaciones sociales que las requieran.
En suma, los laboratorios de gobierno deben ser fuentes de ideas y evaluadores de las mismas. Estas son algunas de las funciones que pueden tener y seguramente no serán las únicas ni las más importantes, es decir, cada laboratorio podrá darle al proyecto la dirección que le parezca, ya sea enfocada a la consultoría, la investigación o la impartición de cursos y talleres que ayuden a los administradores públicos.
4 grandes desafíos
A pesar de las expectativas que generan los laboratorios de gobierno e innovación pública, los retos que enfrentan son importantes. Se identifican al menos cuatro:
- Lograr el apoyo de un líder gubernamental para realizarse. Algunos de los laboratorios cuentan con financiamiento público, mientras otros obtienen dinero de fundaciones u organizaciones privadas, de tal forma que puedan ser autosostenibles y hasta cierto punto rentables. Sin ese liderazgo, difícilmente podrían mantenerse o ser tomados en cuenta.
- Demostrar el valor de los hallazgos, prototipos, software e implementaciones desarrolladas para que sean utilizados por los organismos públicos y, al mismo tiempo, considerar al laboratorio para desarrollar proyectos y alternativas de solución.
- Tolerar el fracaso. Dado que son laboratorios, los experimentos pueden conducir a hallazgos importantes o a tremendos fracasos, lo cual debe ser considerado previamente por la administración pública.
- Construir redes y vínculos (tanto al interior de los gobiernos como fuera de ellos) para conseguir ambientes de innovación y promover los trabajos de los laboratorios en distintas áreas y departamentos del gobierno.
Las expectativas y los retos de los laboratorios de gobierno e innovación pública no son menores, pero los resultados pueden ser extraordinarios para los ciudadanos, en una época donde la incertidumbre en los asuntos públicos y la pérdida de legitimidad de los gobiernos requiere nuevas formas de interacción con los ciudadanos. Esperamos ver crecer estos laboratorios y que sean apoyados por los gobiernos.
Los problemas gubernamentales son tan complejos que hay que tratarlos como fenómenos que requieren una comprensión más amplia que la sola toma de decisiones por experiencia o sentido común.
Referencias
Acevedo, S. y Dassen, N. (2016). Innovando para una mejor gestión: la contribución de los laboratorios de innovación pública. Banco Interamericano de Desarrollo (BID): www.iadb.org