Nos encontramos ante una situación de emergencia global que implica tomar decisiones rápidas y eficientes. Hace más de una década vivimos algo similar, cuando fuimos testigos del H1N1. ¿Qué cambia con el COVID-19? La capacidad de recopilar y analizar grandes cantidades de datos gracias a las herramientas tecnológicas.
Hoy, organismos, instituciones y gobiernos de todo el mundo pueden tener un mapeo en tiempo real del padecimiento, que les permite anticipar patrones y tomar medidas en beneficio de la población. Asimismo, la capacidad de desarrollo de nuevos medicamentos y vacunas mejora en forma sustancial gracias a las tecnologías.
Esto es reflejo de la nueva realidad donde la tasa de transformación tecnológica es cada vez más acelerada en una multitud de campos. Citando a Peter Diamandis, uno de los fundadores y presidente ejecutivo de Singularity University, “la aceleración y la convergencia de tecnologías exponenciales reconfiguran completamente cada industria y sociedad en la siguiente década”.
El incremento en la tasa de cambio tecnológico, sumado a la convergencia de tecnologías como la computación cuántica, Inteligencia Artificial, biotecnología, nanotecnología, Blockchain y realidad aumentada, entre otras, causará una disrupción general en la sociedad que conocemos. Esto impactará a todas las industrias; algunas, como el sector salud, lo están experimentando a gran velocidad.
Un ejemplo es lo que está pasando con la Inteligencia Artificial y que será particularmente relevante durante esta recién inaugurada década. De acuerdo con la ONU, cada año el Big Data aumenta un 40%. La masividad de datos existentes, combinado con la robustez en poder de cómputo nunca visto, más algoritmos matemáticos de última generación, dan como resultado la explosión de lo que hoy se conoce como IA.
¿Qué podemos esperar en el futuro? Sin duda la evolución de modelos existentes de IA, como Machine Learning, Deep Learning y el desarrollo de nuevos modelos irrumpiendo cada industria en la que se inserten. La capacidad de esta tecnología de “hacer hablar” a los datos, identificando patrones y relaciones no evidentes dentro de millones y millones de ellos es de una significancia transformacional.
Volviendo al sector salud, esta tecnología es usada para poder producir nuevos medicamentos y vacunas, a propósito del reto actual enfrentado por el mundo. La capacidad de probar digitalmente cientos de diferentes combinaciones de moléculas y/o agentes orgánicos hace que el proceso de descubrimiento de medicamentos sea mucho más rápido, barato y menos azaroso. Sin duda, estos beneficios transformarán la forma en que nuestras sociedades reaccionan a los padecimientos.
En el caso del COVID-19, la capacidad de la Inteligencia Artificial también es utilizada para modelar y predecir la dispersión del virus en las diferentes geografías, y encontrar mejores mecanismos de contención.
Un ejemplo es el uso que han dado a los celulares en China y Corea, donde se ha podido monitorear a quienes han dado positivo en COVID-19, así como establecer un mapa de potenciales zonas de contagio basados en los patrones de movimiento de estas personas.
La adopción de las nuevas tecnologías es clave para que los países puedan enfrentar mejor este reto de salud. La gran pregunta es si todos los gobiernos están usando estas tecnologías en estos momentos; hacerlo es fundamental.
En definitiva, las capacidades tecnológicas actuales permiten responder de manera más eficaz a los retos actuales de salud. La IA es sólo una de muchas otras tecnologías que están impactando la capacidad de reacción de nuestra sociedad.
Es fundamental que todos los gobiernos fomenten y financien el desarrollo tecnológico incluyente y responsable, dada la importancia de la tecnología en el futuro de nuestras sociedades. Apoyar a este sector es crucial para aprovechar al máximo sus capacidades y contribuir a construir una sociedad mejor preparada, tanto en emergencias como en el día a día.