Por Karen Hao, MIT Technology Review
Ya nos hemos acostumbrado a convivir con asistentes de Inteligencia Artificial: Alexa pone música en el salón y Siri activa las alarmas en el teléfono. Sin embargo, ninguno de ellos tiene lo que se considera inteligencia.
Se suponía que estos aparatos iban a simplificar nuestras vidas, pero sus logros han sido más bien pocos. Estas IA sólo reconocen un rango muy concreto de órdenes y se equivocan fácilmente, pero algunos avances recientes están a punto de ampliar su repertorio.
En junio de 2018, los investigadores de OpenAI desarrollaron una técnica que entrena a una IA con un texto no etiquetado para evitar el trabajo necesario de categorizar y etiquetar manualmente los datos.
Unos meses más tarde, un equipo de Google reveló un sistema llamado BERT que aprendió a predecir las palabras que faltaban después de estudiar millones de frases. En una prueba de opción múltiple, el sistema respondió a las preguntas igual de bien que los humanos.
Estas mejoras, junto con síntesis de voz cada vez más avanzada, nos permiten dejar de dar comandos simples a los asistentes de IA para empezar a conversar con ellos. Estos sistemas serán capaces de lidiar con las minucias diarias, como tomar apuntes de reuniones, buscar información y comprar por internet.
Algunos ya están listos. Google Duplex, la versión inquietantemente humana de Google Assistant, puede tomar las llamadas para detectar spammers y vendedores telefónicos. También puede hacer llamadas para realizar reservas en restaurantes y pedir citas en salones.
En China, los usuarios se están acostumbrando a AliMe de Alibaba, que coordina las entregas de paquetes por teléfono y regatea el precio de los productos mediante chat. Sin embargo, mientras que los programas de Inteligencia Artificial entienden cada vez mejor lo que queremos, aún les cuesta comprender lo que decimos. Las frases que dicen se predefinen o se generan estadísticamente, lo que refleja lo difícil que resulta que las máquinas adquieran una verdadera comprensión del lenguaje.
Una vez solucionado ese obstáculo, veremos otra evolución, tal vez hacia un coordinador de logística, un cuidador, un maestro o, incluso, ¿un amigo?