En un principio decían “Visita nuestra página”, después “Síguenos en nuestras redes” y ahora “Descarga nuestra app”, pero ¿por qué querría alguien regalarnos esos bytes de almacenamiento tan valiosos en su dispositivo móvil?
Esta es una de las frases que utilizo cuando platico sobre la importancia de considerar el desarrollo de apps como apoyo para modelos de negocio y me gustaría ahondar un poco más al respecto en este artículo.
La promesa de “anywhere, anytime”
Desde sus inicios, internet tenía la promesa de entregarnos servicios e información en cualquier lugar y momento, y en los años recientes hemos visto cómo poco a poco los dispositivos móviles han ido en aumento, no solo en capacidades sino en número de usuarios.
Basta ver los estudios de penetración de internet en México que publica cada año la Asociación de Internet.MX (antes AMITI) para apreciar el crecimiento que va presentando. De este aumento en penetración podemos ver que la gente no busca solo conectarse, sino hacerlo de forma móvil y que la accesibilidad que se ha presentado tanto en precios, como en diversidad de servicios, ha favorecido el crecimiento de este tipo de gadgets.
Además, contrario a la creencia popular, el sector denominado millennials no es el principal usuario, pues niños de 6 a 15 años y personas de 45 años en adelante son los sectores que más crecen, por lo que no es prudente, en términos de negocio, pensar que este fenómeno es sólo de las generaciones de adultos jóvenes, sino que es verdaderamente incluyente.
Por lo tanto, considerando la demografía del público usuario, el primer paso será decidir si realmente el desarrollo de una app es la mejor opción para respaldar un negocio o servicio. Comencemos buscando respuestas a las siguientes preguntas:
- ¿Qué modelo de negocio desarrollaremos?
- ¿Debemos desarrollar una app para redes sociales?
- ¿Quién la utilizará y por qué la instalaría?
- ¿Qué servicio o información ofreceremos a los usuarios?
- ¿Qué información obtendremos de los usuarios y qué haremos con la que obtengamos?
- ¿La app aportará valor al modelo de negocio?
- ¿Bajo qué esquema de “monetización” funcionará? ¿Será gratuita? ¿De pago? ¿In-App Billing?
Pueden parecer muchas preguntas y quizás hasta triviales, pero cuanto mejor definido tengamos el modelo de negocio, más fácil será poder solventar las complicaciones que se presenten. Si en algo es experta la gente es en poner pretextos y excusas para resolver algo. Por lo que aprovechando esa tendencia, hagamos una lista de los “peros”, “contras”, “problemas” e “imposibles” que se nos ocurran para lograr algo y entonces con ellos construyamos árboles de derivación lógica basados en estructuras “si-entonces“. Una vez que tengamos todos los problemas conectados, podremos comenzar a buscar soluciones que rompan o disminuyan la posibilidad de que se presenten.
¿Que tipo de limitantes técnicas deben resolverse?
Por supuesto, el modelo de negocio es sólo la punta del iceberg de las cuestiones que deben resolverse, pues una vez que ya hemos decidido que una app puede ser una buena opción para soportar nuestro negocio, debemos ver también a qué tipo de público nos vamos a acercar.
Detalles como el tipo de plataforma de sistema operativo en móviles que se atenderá, por ejemplo, implican considerar aspectos de diseño, usabilidad, accesibilidad, experiencia de usuario (UX por sus siglas en inglés) y, a partir de ello, surgen nuevas interrogantes técnicas que nos ayudarán a resolver la factibilidad de desarrollar para una u otra plataforma o ambas.
Por supuesto el costo de desarrollo se incrementa cuantas más plataformas se integren, pero es un factor que no debemos dejar a la ligera y debemos considerar los siguientes aspectos técnicos antes de sentarnos a “tirar código”:
- ¿Qué tipo de app se hará? (nativa, genérica, híbrida, web app)
- ¿Para qué tipo de dispositivo? ¿Qué limitantes de hardware enfrentaremos?
- Tamaño y resolución de pantalla
- CPU y consumo de batería
- Consumo de memoria y almacenamiento
- Conectividad y GPS
- Latencia y ancho de banda
- Carencia de algunos sensores en ciertos modelos de dispositivos
- Evolución y sustentabilidad
- Mantenimiento de la información que se envíe a la app
- Mantenimiento y nuevas características de la app
- Actualizaciones de seguridad y diseño
Y, claro está, las consideraciones de diseño visual, usabilidad, accesibilidad y otros aspectos de la “Experiencia de usuario” que logran responder el por qué un usuario mantendría la app en su dispositivo y no borrarla 5 minutos después de haberla instalado.
Programación de API’s sociales
Ninguna red social se maneja de la misma manera, ya que cada una tiene sus propios permisos de operación. Aunque el objetivo es siempre obtener, concentrar y analizar la información particular de los usuarios como individuos, también debe ser pensada como movimiento social de comunidad para poder determinar ciertos fenómenos colectivos y aprovechar esa información para campañas de mercadeo directo, demografía, aceptación/rechazo de un tema en particular.
Un buen ejemplo sería un caso de Google que pudo predecir brotes de gripe analizando los patrones de búsqueda de los usuarios. Tal es el tamaño del valor de la información que poseen las empresas de las redes sociales. Y es ahí donde radica el valor de su negocio.
Las redes sociales poseen información personal y de opinión de los usuarios, y para que una tercera pueda conocer esa información con fines específicos, los programadores de esas redes, diseñan aplicaciones que se conectan mediante el API (Application Programming Interface) de dichas redes, es de esa manera que puede extraerse la información permitida.
Para conectarse se sigue un proceso de autenticación y autorización de permisos mediante el protocolo “oAuth” (Open Authentication) y mediante “HTTPS”, lo que hace que la información sólo este disponible a quien se ha autenticado y que además sea transmitida de forma segura y encriptada.
Ahora bien, no es tan sencillo obtener información de una persona en particular. Lo primero es que el usuario acepte explícitamente compartir información con la app, tras lo cual la red social le proporciona un “token” para realizar peticiones (leer información, intereses, contactos, publicar) que dependerán de cada red social. Por ejemplo, Twitter permite una operación abierta mientras que Instagram solo permite leer y reserva la escritura a su propia aplicación nativa.
Regresando a la idea anterior, debemos pensar qué es lo que deseamos que los usuarios realicen con respecto a sus redes sociales, pues quizás subir fotos de ellos consumiendo nuestros productos, sean solo factibles para Twitter, pues como vimos, pese a que Instagram es de las redes más usadas para fotografías, nos impide usarla para nuestros propósitos, a menos que nuestro objetivo sea solo mostrar una galería de las fotos de los usuarios.
Análisis de sentimientos
El propósito de las redes sociales como empresas es, entre otros, medir el pulso de las emociones del público respecto de un tema en particular y para ello aprovechan los modelos tecnológicos como el Big Data que les permiten no sólo almacenar cantidades enormes de información, sino darles un sentido lógico, según el tema en que estemos interesados.
De igual forma, debemos saber para qué queremos la información de los usuarios que se conecten con nuestra app:
- ¿Qué deseamos conocer de los usuarios?
- ¿Qué mensaje vamos a comunicar?
- ¿Qué haremos con esa información?
- ¿En qué medida el saber la tendencia de los usuarios respecto de un tema puede aprovecharse en apoyo a nuestro modelo de negocio?
Las empresas de redes sociales utilizan la Minería de opinión para poder conocer tendencias de la opinión pública en un tema. Este proceso es básicamente el procesamiento de lenguaje natural y análisis de texto para identificar información subjetiva que nos permita intentar determinar la actitud pública con respecto a algún tema o la polaridad contextual de un documento.
La mayoría de los algoritmos que se aplican para estos propósitos usan términos simples para identificar sentimientos acerca de un tema. Sin embargo, esta no es una labor tan simple como suena, pues factores culturales, matices lingüísticos y diferentes contextos hacen difícil calificar una cadena de texto como un sentimiento positivo (+), negativo (-) o neutro.
Imaginemos cuántas veces una persona se quedó sin entender el chiste o no captó el sarcasmo en el comentario de alguien más. Ahora piense cómo podría una máquina podría hacerlo y esto sin considerar que llenamos los mensajes de contracciones de palabras (xq, TQM, LOL, WTF, etc.) y “emoticones”.
Por otro lado, ha quedado más que establecido que las redes sociales son el medio de información e interacción con mayor impacto e influencia en los últimos años y por ello representan no sólo un medio de comunicación mucho más plural, democrático y accesible, sino sobre todo una gran oportunidad de negocio.
Por lo que antes de programar para redes sociales, debe definirse por qué entrar y si la gente realmente quiere encontrarnos ahí, ya que el intercambio de información es un insumo de mucho valor “si y sólo si” se tiene una estrategia que entienda la dinámica y mercado de cada red social.
Por ello, el análisis de sentimientos es uno de los temas que más interesa a las empresas, pues representa el potencial de mercado e imagen pública más fuerte. Para desarrollar una app debemos primero preguntarnos:
- ¿Hay iniciativas similares?
- ¿De qué manera han abordado otros el problema que queremos solucionar?
- ¿Podemos resolverlo de una manera más eficiente?
- ¿Han resuelto todo el problema o solo una parte de éste?
- ¿Qué podemos hacer distinto o mejor que las demás iniciativas?
Prueba antes de ejecutar
Es difícil desarrollar un producto redondo completamente desde cero, por lo que es recomendable crear un Producto Mínimo Viable (MVP por sus siglas en inglés) e iterar sobre él tantas veces como sea posible, reduciendo la primera idea a las funcionalidades estrictamente necesarias, pero sin perder la fuerza de la solución innovadora (minimalismo, simple más no simplista, fácil y sencillo pero no trivial).
Para clarificar más este punto, hagamos una reflexión. Pensemos en cuantas apps hemos descargado e instalado en nuestro celular y cuántas de ellas hemos borrado al instante o al cabo de unas horas simplemente por que el diseño no nos agrado, porque no les entendimos o porque no hacen lo que pensamos que harían. Ahora pensemos en la cantidad de trabajo, esfuerzo y dinero que perdieron los desarrolladores de esas apps porque a pesar de quizás tener una gran idea con una solución innovadora, la experiencia que dejaron en sus usuarios no fue lo suficientemente buena y termino siendo desechada.
Esto nos lleva a concluir que en cualquier desarrollo debe considerarse que la Experiencia de los Usuarios es uno de los elementos clave para que una app sea exitosa y que no puede bajo ningún concepto dejarse de lado.
Es importante determinar qué oportunidades de negocio reales existen para la app o, de lo contrario, podemos lanzarnos en la (no barata o sencilla) aventura de desarrollar una solución que nadie quiere ni necesita.