Varios gobiernos del mundo usan la información del censo poblacional para tomar decisiones de política pública. Otros usan también las encuestas de hogares, que se realizan anualmente y cuyo procesamiento también lleva bastante tiempo, además de ser imperfectas: normalmente se hacen en papel y no hay un control de calidad efectivo sobre lo que llenan los encuestadores.
En la era del gobierno digital y los datos masivos, ¿es esto lo mejor que podemos hacer?
La Provincia de Salta (Argentina), desde la creación del Ministerio de la Primera Infancia (MPI) a fines de 2014, viene implementando fuertemente el uso de tecnologías de información para el combate a la pobreza, y en particular, a la desnutrición infantil en zonas remotas.
Su sistema de monitoreo incluye la recolección de datos en tablets, casa por casa, persona por persona, con datos georreferenciados y fotos individualizadas, disponibles en tiempo real a las instituciones públicas y privadas que contribuyen a combatir la pobreza a través de la nube. Esta información valiosa y actualizada, alimenta un tablero de control que permite direccionar los esfuerzos de las distintas instituciones públicas y privadas de forma inmediata, acercándose al ciudadano en situación de pobreza proactivamente en vez de que el ciudadano tenga que desplazarse hasta donde se ofrecen los servicios.
Este mecanismo de actualización constante de datos a través de mecanismos en línea mejora la prestación de servicios de instituciones como el registro civil, que puede proveer documentos de identificación a todos los ciudadanos indocumentados. También se puede focalizar mejor la oferta de planes de alfabetización o de capacitación laboral para adultos, los servicios de salud o de nutrición para embarazadas, niños y adultos mayores, y los proyectos de infraestructura básica para mejora de viviendas o provisión de agua y saneamiento. Finalmente, también permite planificar mejor la periodicidad de visitas de seguimiento a personas en situación de mayor riesgo.
Si bien la tecnología no es la solución a todo este tipo de iniciativas que potencian las herramientas tecnológicas con las que contamos en el siglo XXI deberían ser más la norma que la excepción en los gobiernos de la región.
La nota original y completa de Mariano Lafuente se encuentra en el Blog de Gobernarte.