Según analistas de Gartner, para 2020 la mitad de las iniciativas de Smart City en el mundo contendrán indicadores para determinar factores el cambio climático, resistencia y sustentabilidad. El medio ambiente será uno de los elementos en el que estos proyectos buscarán incidir de manera más profunda.
Los sensores que se usan en proyectos de Smart City se han transformado en un elemento clave en la estrategia de monitorear e implementar medidas para perseguir objetivos relacionados con el cambio climático y el medio ambiente. En 2017 habrá cerca de 380 millones de sensores destinados a estas tareas, y se espera que la cifra llegue a 1,390 millones en 2020, lo cual representará el 20% de todos los dispositivos de la Internet de las Cosas (IoT) que estarán en uso. Estos dispositivos conectados se ubican principalmente en edificios inteligentes y transporte; así, en la Smart City la proporción de elementos IoT enfocados a tareas relacionadas con el medio ambiente llegará alrededor del 60%.
Con miras a los objetivos de eficiencia energética, reducción de emisiones de carbono y energías renovables contenidos en la Iniciativa de Competitividad de la Unión Europea, muchas ciudades de estos países han adoptado estrategias y proyectos que se basan en el uso de la IoT para mejorar la movilidad urbana a través de sistemas de mejoramiento vial. Sin embargo el desarrollo de estos proyectos incluye en el futuro cercano la disminución de emisiones derivado de la adopción de vehículos eléctricos, mejora del transporte público y su transformación a electricidad, impuestos a vehículos de combustión y otras medidas que ayudarán a un entorno más ordenado, con menores congestionamientos y ruido en la ciudad.
En cuanto al aprovechamiento de las iniciativas de edificios inteligentes para el cuidado del medio ambiente, la reducción en consumo de energía se puede mejorar a través de cambios en iluminación por tecnología LED y diseño del máximo aprovechamiento de la luz natural, sensorización para usar enfriamiento o calefacción determinado por la ocupación de zonas del edificio, así como apagado inteligente de áreas según el uso.
Las ciudades serán el lugar de desarrollo y pruebas de estrés de la tecnología y sensorización para el medio ambiente. Estos entornos complejos, donde la aglomeración humana impone retos, son el campo de pruebas propicio para implementar soluciones apoyadas por la IoT.