El combate al robo de combustible ha generado una crisis de abasto en varios estados del país. Al parecer, no hubo una estrategia planeada para comunicarle a los automovilistas cómo sería la manera en que debían cargar combustible sin generar el pánico que hoy tenemos.
Una ciudad inteligente, con pantallas, sensores en cada gasolinera y cámaras en las carreteras, además de ciudadanos conectados a través de apps en sus teléfonos, habría hecho esto muy sencillo y habría disminuido los costos drásticamente.
En esta entrega analizo lo que se hizo y lo que no se pudo hacer por no contar con una ciudad inteligente.
1. Ausencia de bases de datos confiables sobre gasolineras, transporte de combustible y pipas disponibles. Está claro que todo se hizo a mano, desde reunir la información hasta implementar las decisiones que ayudaron a resolver el problema. Si las bases de datos hubieran existido, habría sido más fácil diseñar estrategias alternativas que resolvieran la problemática en poco tiempo.
2. Las redes sociales al rescate: WhatsApp y Facebook. Los ciudadanos hicieron sus propios grupos en Facebook y utilizaron los grupos ya existentes en WhatsApp para enviar datos importantes como gasolineras con combustible, llegada de pipas, cantidad de autos formados, horarios en los que se despacha combustible, asaltos a automovilistas que esperan el abasto, cantidad de combustible disponible por gasolinera, etc.
Todos estos datos permitieron a los ciudadanos tomar las mejores decisiones en tiempo real. Sin embargo, la información “oficial” pudo haber llegado por las mismas vías si los ciudadanos estuvieran conectados con aplicaciones o plataformas de redes sociales de su ciudad o comunidad; la comunicación y la respuesta habría sido diferente.
3. En Toluca, el Alcalde usa Facebook para comunicar sus decisiones. El Presidente Municipal, Juan Rodolfo Sánchez Gómez, informó a sus ciudadanos que el municipio pagaría el costo de transporte de pipas diariamente para traer el combustible, si Pemex lo autorizaba. Este anuncio no lo hizo a través de la prensa tradicional, sino en las redes sociales, haciendo un llamado a la ciudadanía a la serenidad.
Destaca que el Alcalde tuvo más visibilidad e impacto usando estos canales de comunicación que con los canales tradicionales, aunque se apoyó en estos últimos para reforzar su mensaje.
4. El uso de Google Maps para indicar dónde había combustible. El Ayuntamiento de Toluca, los ciudadanos y posteriormente el Gobierno de la Ciudad de México comenzaron a utilizar la apertura de Google para señalar dónde había combustible y qué gasolineras estaban abiertas. Sin embargo, esta información no estaba actualizada en tiempo real y la de los ciudadanos enviando mensajes en los grupos de redes sociales sí, lo que nos lleva a pensar nuevamente en los sensores y el Internet de las Cosas, que habrían podido enviar la información a los ciudadanos correctamente y así evitar el pánico, las horas muertas y el combustible desperdiciado por esta situación.
5. El uso de apps y Locatel. Numerosas apps se descargaron en los teléfonos inteligentes, tales como Waze, GasGas, GasMx y GuíaPemex, que en su mayoría sólo mostraban datos básicos como la ubicación de las gasolineras más cercanas, pero que no estaban programadas para los datos urgentes como la cantidad de combustible o la hora de descarga.
Esto implica una reconfiguración del software para adaptarlo a la realidad mexicana y a la problemática que tenemos. Por su parte, Locatel sirvió como apoyo para la emergencia, pero nuevamente fue apelar a una tecnología del pasado cuando esa misma información podría haberse compartido a través de plataformas de internet o redes sociales, sin necesidad de pedir la llamada.
En suma, los retos del siglo XXI —escasez de agua, distribución de energéticos, contaminación, delincuencia, escasez de transporte y otros— confirman la urgente necesidad de pensar nuestros municipios como ciudades inteligentes, dado que los ciudadanos ya contamos con las Tecnologías de Información y Comunicación (internet, teléfonos inteligentes, redes sociales). Sólo basta que los gobiernos adapten sus procesos a estas tecnologías para ayudarse tanto en la implementación de soluciones de emergencia como a tener el control de la ciudad en todo momento.
Espero que la experiencia que vivimos en México promueva la implementación de prácticas de ciudades inteligentes lo más pronto posible.