Como resultado del desarrollo de métodos computacionales novedosos, investigadores mexicanos están detectando en redes sociales a usuarios que padecen anorexia, depresión y otros trastornos mentales, así como mensajes irónicos y de odio.
El trabajo, liderado por el Dr. Manuel Montes y Gómez, científico del centro público de investigación Laboratorio de Tecnologías del Lenguaje del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), es resultado del proyecto “Fuerza de tracción textual: hacia un nuevo paradigma de clasificación de documentos” y fue financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) en la convocatoria 2017 de Fronteras de la Ciencia.
El Laboratorio de Tecnologías del Lenguaje de INAOE nació en 2002 con el objetivo de analizar el lenguaje natural escrito y oral, pero con el boom de las redes sociales, los esfuerzos se han centrado en el análisis de los contenidos generados por los usuarios.
Estado de ánimo y lenguaje
Uno de los temas que mayor interés ha despertado recientemente en el equipo de trabajo es la detección de usuarios con depresión y anorexia. Actualmente no existen estadísticas claras para hacer políticas públicas en materia de depresión y anorexia, pero una manera de detectarlas puede ser a través de las redes sociales porque los psicolingüistas han visto que hay una conexión clara entre el lenguaje y el estado de ánimo o ciertos trastornos mentales.
Otro tema en donde se han aplicado dichos métodos es la detección de ironía. En conversaciones, la ironía es fácil de detectar porque hay elementos extralingüísticos, como los movimientos de la persona, la sonrisa y el tono que emplea, pero en un documento escrito, donde no existen esos elementos, es más difícil de identificar.
La tarea, pues, ha consistido en probar y recolectar datos de comentarios irónicos de México, Cuba y España junto con investigadores de la Universidad de Oriente de Cuba y de la Politécnica de Valencia, en el cual hubo alrededor de 15 grupos participantes que evaluaron métodos en los datos que se recolectaron.
El factor ético
Esta nueva línea de investigación ofrece muchas posibilidades, aunque se debe tomar en cuenta el componente ético de la Inteligencia Artificial (IA), pues ¿qué tan ético puede ser estar observando los datos que publica una persona en sus redes y decir que tiene depresión sin su consentimiento, aunque dichos datos sean públicos?
La IA abre los horizontes y rompe paradigmas de lo que se podría hacer tecnológicamente hablando, además de ofrecer una enorme gama de posibilidades: desde ayudar a los que toman decisiones de política pública hasta identificar a personas en particular con problemas, pero ¿dónde quedan los límites éticos?
Con información del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE): https://www.inaoep.mx/