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El Gobierno Electrónico una cuestión de Sistemas y no de las Tecnologías de Información y Comunicación

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En México, si se piensa en Gobierno Electrónico (e-gobierno), inmediatamente se cavila en la Comisión Intersecretarial para el Desarrollo del Gobierno Electrónico (CIDGE), organismo que tiene por encargo el llevar a buen puerto el Gobierno Electrónico en el país. Justamente por razón de la CIDGE, en el marco del Plan Nacional de Desarrollo (PND) surge la Estrategia Digital Nacional (EDN), para fomentar la adopción y el desarrollo de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) en el Gobierno, a través de lo que se llama la “Digitalización del Gobierno” (la que se define como la capacidad del país y de la población para usar tecnologías digitales que permitan generar, procesar y compartir información), buscando con ella una transformación gubernamental, social, económica y política a través de la adopción de las TIC, es decir, centrando en el epicentro de la transformación a la estrella “TIC”, tal que si se adopta las TIC se transformará al Gobierno y su interrelación con la Sociedad. Pero ¿qué tan correcto es este enfoque?.

Es innegable que el uso de las TIC, ha propiciado se habiliten servicios electrónicos para pagar impuestos, realizar algunos trámites o habilitar la inclusión de la participación ciudadana a través de chats, foros, wikis, junto con otros servicios, en lo que hoy por hoy en el Gobierno se entiende por e-gobierno. Servicios que si bien hacen en buena medida eficiente el modelo burocrático tradicional (el que no hace uso en casi nada de las TIC), la realidad es que se quedan cortos ante el verdadero potencial que ofrecen las TIC, ya que pese a que, por citar un ejemplo, tecnológicamente hablando es posible tener servicios disponibles las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana, esto en los servicios del e-gobierno de hoy, está muy lejos de ser una realidad.

Es claro que en el Gobierno, para posibilitar el e-gobierno, sólo se está mirando una de las piezas del engranaje primordial para el funcionamiento del e-gobierno, las TIC, y no se aprecia en qué momento se considerará las demás piezas que conforman el engranaje del Sistema burocrático, es decir, a los procesos / negocio real del Gobierno, la información / los datos, las aplicaciones, las personas (burócratas y ciudadanos), e igualmente no es sabido porque únicamente se valora el engranaje de la infraestructura, es decir, sólo las TIC (como si estas fueran mágicas), cuando no es un asunto sólo de TIC, es un asunto de Sistemas sistémicos precisamente, y no me refiero a Sistemas informáticos, me refiero a los Sistemas gubernamentales, los Sistemas burocráticos, los Sistemas en donde está el conjunto de lo que es el todo del Gobierno, los Sistemas en que se considera las piezas del todo (que es lo que realmente hace el e-gobierno), y no sólo las TIC.

Tal parece que al adquirir tecnología de TIC por el Gobierno, se piensa que como parte de la adquisición se está adquiriendo el Sistema (en el sentido amplio ya manifestado), y no se ha aprendido por el  Gobierno que lo que se requiere para que un Sistema funcione bien, sea fiable y esté completo, no sólo se ha de voltear a ver la TIC, ya que esa es la infraestructura del Sistema, y de ahí que se requiere además visualizar los procesos, la información / los datos, las aplicaciones y las personas, es decir, hay que visualizar todas las piezas torales en el Sistema, para que interactúan en conjunto y cuasi sincronizadas (cual maquinaria de reloj), ciertamente eslabonadas con el uso de las TIC, arrojen el tan anhelado e-gobierno.

En México evidentemente el Gobierno ha adoptado nuevas tecnologías, pero parece que no sabemos acerca de la adopción de Sistemas, y buscamos lo que posibilitan los Sistemas, erróneamente en el componente TIC. Pese a los 10 años de trabajo de la CIDGE en el Sector Central del Gobierno, las empresas paraestatales e instituciones, no se ha ayudado (como se esperaría), a diseñar, construir y gestionar Sistemas (e insisto no me refiero a Sistemas informáticos, me refiero a los Sistemas sistémicos), base del e-gobierno, Sistemas que en sus variantes los debiera de haber para la Seguridad Social, el Transporte, la Educación, incluso el Sistema de las TIC y más, soportados por supuesto con el uso de TIC.

Ante tan desafortunada circunstancia, en la miopía de los Sistemas, se proponen las siguientes directrices estratégicas a todo Gobierno:

En primer lugar, todo Gobierno debe comprender que para habilitar el e-gobierno, su necesidad son los Sistemas Gubernamentales y no las TIC, su necesidad es verse como una plataforma operada por Sistemas integrales soportados con TIC.

En segundo término, todo Gobierno debe lograr claridad sobre el propósito de los Sistemas (incluso si se tratara de alguno en exceso ambicioso, bien puede recurrir al planteamiento de metas propósito que generen avances progresivos), lógicamente siempre con una muy clara visión del estado futuro deseado del Sistema total.

En tercer lugar, todos los Sistemas que se visualicen en todo Gobierno, habrán de ser Sistemas en que todos y cada uno de sus elementos habrán de estar conectados y comunicados al interior del Sistema y en posibilidad de pertenecer a una red de Sistemas que interactúen con agilidad, para convertirse el Gobierno en un nodo integral en un mundo digitalmente conectado y mantener un Gobierno cohesionado, a través de un Sistema holista, que evoluciones hasta un ecosistema de e-gobierno.

En cuarto lugar, todos los Sistemas deberán continuamente advertir su estado como Sistemas y el de sus componentes críticos (alarmarse, alertar), como Sistemas de Gobierno en que se cuide lo relevante de los Sistemas, y no como Sistemas informáticos en que lo que se cuida son los componentes de TIC.

En quinto lugar, todos los Sistemas deberán de ser capaces de adaptarse en sus procesos, información / datos, aplicaciones, infraestructura, personas, justo a medida en que cambien las condiciones, y que a menudo será en tiempo real.

Por último, todo Sistema constantemente habrá de estar buscando nuevas oportunidades para diferenciarse, es decir, habrá de estarse innovando a sí mismo en sus procesos, en el uso que se da a la información, en sus aplicaciones, adoptando siempre lo mejor de la TIC y evolucionando el perfil de las personas que son parte toral de los Sistemas burocráticos.

Si se pone en marcha estas propuestas de directriz estratégica para los Sistemas Gubernamentales (los no informáticos), aparejando en el caso de México a las ya materializadas reformas digitales, sin duda se logrará ahora sí un cambio significativo en los Gobiernos y sus sociedades, a través del e-gobierno visto como debe ser: un asunto de Sistemas y no de las Tecnologías de Información y Comunicación.

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