Sin duda la tecnología ha cambiado nuestra vida en dimensiones que no imaginábamos posibles hace apenas 20 años. Nos ha facilitado actividades, pero a la vez nos ha planteado nuevos retos para los que aún no tenemos respuesta. La privacidad conciliada con la tecnología se ha vuelto el unicornio de esta época. Los problemas no sólo se presentan en el uso de redes sociales y aplicaciones para dispositivos móviles, donde la vulneración de la privacidad es activa, esto es, la persona misma, usuaria de tales sistemas, es quien por error o desconocimiento revela datos individuales y/o privados. Por otra parte tenemos dispositivos que pueden acercar este tipo de información a desconocidos sin que lo sepamos o podamos evitarlo; este es el caso de los drones, que tienen la capacidad de volar sobre propiedades o llegar a ventanas y asomarse al interior de casas o departamentos.
Aparentemente ante esto no hay mucha capacidad de defensa, pues la altura a la que vuelan los drones está más allá del alcance de los afectados, además de que el desplazamiento por el aire de los drones dificulta que se pueda hacer algo contra ellos.
Es fácil imaginar los riesgos a la privacidad y seguridad de individuos y empresas ante la mirada indiscreta de los drones. Son muchos los motivos que tienen las personas para no querer que drones de personas ajenas e indeseados vuelen cerca de sus ventanas o sobre sus propiedades.
Por lo anterior han surgido algunas soluciones que van de lo más básico (en cuanto al uso de recursos) como es la cetrería, entrenando águilas para atrapar a los dispositivos voladores, hasta lo más sofisticado como los rifles de ondas electromagnéticas para desactivar la recepción de señales GPS y comunicación con su control remoto.
¿Llegará el momento en que cada hogar deba tener un rifle antidrones o el vecindario deba pagar por un águila vigía? La guerra por la privacidad tiene en los drones una más de sus batallas y son múltiples las armas que se ven en estas primeras escaramuzas que presagian un mayor conflicto mientras mayor sea la densidad de la población de drones o cualquier otro dispositivo que pueda infiltrarse a la intimidad de lo hogares de cada uno de nosotros.