Hablar de una smart city parecía tema futurista todavía hace tres años, pero hoy se prevé que para 2020 ya existan 600 ciudades inteligentes en todo el mundo, representando un mercado de 400 millones de dólares, y que en 2025 estas ciudades generen el 60% del PIB del mundo, de acuerdo a un estudio de McKinsey & Company.
La industria de la ciudad inteligente que aplica TIC’s para lograr un desarrollo sostenible y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos está aquí, crece rápidamente y su impacto se extiende evidentemente a las políticas gubernamentales.
¿Qué tienen en común ciudades como Dubai, Singapur, Malta, Tokyo (Japón), Masdar (Abu Dabi), Medellín (Colombia), Gran Concepción (Chile), Beijing o Yinchuan (China), Santander (España), Tel Aviv (Israel), Kochi (India), Edimburgo (Escocia), Lyon (Francia), Río de Janeiro (Brasil), Orlando (Estados Unidos), Cairo Smart Village (Egipto) y Anyang o Pangyo (Corea), por mencionar sólo algunas?
Sabemos que son ciudades conectadas que ofrecen mejores servicios públicos y mejor comunicación, que utilizan sensores IO (protocolo estándar abierto mundial entre dispositivos similares), lo último en Big Data y IoT o Internet of Things (internet de las cosas), pero en realidad hay varios parámetros que definen a una smart city:
- Gobernanza
- Planificación urbana
- Gestión pública
- Tecnología
- Medio ambiente
- Proyección internacional
- Cohesión social
- Movilidad
- Capital humano
- Economía
Ahora revisemos las 6 tecnologías esenciales de las smart cities:
1.- Energía inteligente
En las ciudades inteligentes se usa iluminación LED (diodos emisores de luz) que gasta mucho menos energía, tanto en los edificios comerciales como en los residenciales. Esta energía está en todas partes; es medida con contadores digitales y analizada para recopilar datos, por ejemplo, el historial y el status de cada farola del alumbrado público.
Con el surgimiento de sistemas domésticos que utilizan energía del sol, el agua y el viento (paneles fotovoltaicos, molinos eólicos en farolas, paneles solares para semáforos o señales), así como vehículos eléctricos, habrá una mejor gestión de la red de energía a través de software según su fuente.
2.- Transporte inteligente
Este tipo de ciudad es compatible con el transporte multimodal, los semáforos inteligentes con cámaras que monitorean el flujo de vehículos o aquellos que priorizan sus funciones para descargar el tráfico, el smart parking (supervisión del estacionamiento) y los vehículos autónomos que disminuyen el riesgo de accidentes, todo esto para darle mayor movilidad a sus ciudadanos y reducir las emisiones de CO2 y el congestionamiento.
Incluso los autobuses urbanos están conectados a los smartphones, por lo que la gente tiene información en tiempo real sobre su llegada a las estaciones o paraderos. También utilizan sensores para recopilar datos sobre el movimiento de las personas y todas las formas de vehículos, incluidas las bicicletas.
Recientemente China hizo las primeras pruebas del Transit Elevated Bus o TEB-1, un moderno transporte público del ancho de la avenida y que puede pasar por encima del tráfico, como si un segundo piso caminara sobre los autos de la ciudad.
3.- Smart Data
Las cantidades masivas de datos recogidos por una ciudad inteligente deben procesarse rápidamente para que sean útiles en función de la seguridad, la eficiencia de los servicios públicos, la productividad y la comodidad, por ejemplo, en los portales de datos abiertos del gobierno.
“La omnipresencia de la tecnología y la expansión de las políticas digitales de apertura están a punto de desatar un motor de crecimiento económico para la innovación urbana que nunca hemos visto. Estamos pasando del análisis de datos que existe en un ayuntamiento, a la generación de nuevos datos procedentes de sensores que se implementan en las ciudades”, piensa John Gordon, Director Digital de General Electric.
4.- Infraestructuras súper eficientes
La planeación de las ciudades resulta mejor en una ciudad inteligente y puede prevenir problemas de todo tipo, como de salud pública en caso de que, por mencionar un caso, pueda monitorearse en tiempo real el contenido de plomo en el agua. Más que nunca, el buen uso de datos logra cambios significativos en los planes futuros de una ciudad.
5.- Movilidad inteligente
La tecnología y los datos deben moverse juntos y sin problemas, dentro y fuera de los sistemas públicos y privados. Debe ser interoperable y cumplir las expectativas de los ciudadanos. Por otro lado, una ciudad inteligente garantiza la propiedad intelectual, la seguridad y la privacidad en el uso de los datos.
6.- Todo vinculado con dispositivos IoT
Una ciudad inteligente tiene un enorme ancho de banda y una amplia gama de dispositivos como sensores IO, dispositivos de visibilidad y otros criterios de valoración que crean información de todo lo que sucede a partir de la actividad de las cosas, lo cual reduce al mínimo las consecuencias no deseadas en términos de seguridad y legalidad.
Un refrigerador que avise la fecha de caducidad de los alimentos que contiene; unos zapatos que registren en la nube cuánto corrió el propietario y a qué velocidad; inodoros que analicen la orina y pronostiquen riesgo de enfermedades; cepillos de dientes que avisen si hay caries. Estas son algunas aplicaciones posibles del llamado Internet de las cosas o IoT, una revolución en las relaciones entre los objetos y las personas que estarán conectados en las smart cities.
Se calcula que, para 2020, entre 22,000 y 50,000 millones de dispositivos se conectarán a internet para darles a los ciudadanos una serie de servicios y aplicaciones inteligentes sin precedentes.
Con información de Teena Maddox, columnista de TechRepublic, quien es experta en IO y smart cities, CommunityLogiq, Código Espagueti y Muy Interesante de España.