Actualmente, las áreas de TI gubernamentales operan bajo el esquema de teletrabajo en un grado cada vez mayor; la tendencia tecnológica impulsa y perfecciona esta modalidad.
Actualmente, no hay una legislación laboral en México que permita contratar personal bajo este esquema, las opciones que se pueden utilizar son: vender consultoría como proveedor de servicios, outsoursing o asesoría. Estas, son formas que desde siempre permiten el cumplimiento de objetivos sin la formalidad de horarios de un empleado tradicional.
El recurrir a la contratación de ingenieros especializados bajo un esquema terciado de outsourcing o de “asistencia a distancia”, incrementa el costo de los especialistas contradiciendo la premisa de hacer más con menos. El costo de un consultor aumenta tres veces al no poderse contratarse directamente.
Por otro lado, esta modalidad de trabajo nos permite utilizar inteligentemente las instalaciones gubernamentales para actividades que realmente requieren personal que interactúe físicamente. Además, obtendremos ahorros en el gasto generado por personal de TI, pues en el salario pagado al teletrabajador incluye los gastos que el individuo ejercerá en el pago de internet, energía eléctrica, renta, aire acondicionado, etcétera.
Posibilidades en contra
Hay aspectos que deben considerarse al otorgar plazas en este esquema de trabajo. La crítica a que la burocracia generalmente cobra por hacer nada, es un etiquetado que no podremos ocultar ni negar. La única defensa, podría ser que por culpa de unos pagamos todos.
Desde mi muy personal punto de vista, para encomendar el desarrollo de una actividad de TI a distancia, requiere que se seleccione bien al elemento en cuestión; esta modalidad funciona correctamente en personal altamente especializado en sus funciones; pero otorgarle esta particularidad a un desarrollador Junior por ejemplo, sería un rotundo fracaso. Me explico:
Un desarrollador Sr. Que tiene bien definidos sus alcances y metas, donde el administrador de proyecto orquesta los tiempos para que la fábrica de software no se detenga, es un buen ejemplo para convertirlo en teletrabajador; la naturaleza de su actividad mantiene una integración muy sólida entre el equipo de desarrolladores y coordinadores, y no será indispensable tener al desarrollador físicamente, su objetivo es que consolide perfectamente en la cadena productiva. En el caso de un desarrollador Jr., si pretendemos otorgar esta modalidad de trabajo, tendremos nulas posibilidades de éxito.
Expongo mi caso, como ejemplo de esta modalidad de trabajo:
Otorgo servicio a tres dependencias, en una físicamente y en otras dos a distancia; una de las dificultades iniciales son el cobro de honorarios, si se efectúa una auditoria y se detecta que hay un empleado que está en nómina pero no asiste a trabajar puede traer consecuencias serias, más allá del despido del jefe inmediato; para solucionarlo esta laguna laboral, en un caso se cobra vía una empresa de consultoría, y en otro me incluyen como investigador. Las funciones que desempeño son virtualización, administración de sistemas operativos, base de datos y monitoreo de servidores; en cada caso hay un monitoreo 7×24 que nos permite una atención proactiva; contamos con un servicio de envío de mensajes de alerta al celular que son una ayuda invaluable.
La conexión remota a los equipos es por protocolos vía vpn o ssh dependiendo el sistema operativo y el tipo de incidencia. Ambas actividades deben ser atendidas bajo un esquema de alta disponibilidad.
En este planteamiento, se requiere atención inmediata a cualquier incidencia, pues si no funciona el sistema operativo o la base de datos, seguramente no podrán realizar actividades las áreas que dependan de ese servido, muy probablemente no funcionara nada y el daño sería drástico. En ese esquema administramos más de 70 servidores entre físicos y virtuales entres dos personas.
Como Conclusión, creo que debemos impulsar esta forma de trabajo, que está comprobado que funciona; la industria del software en la India trabaja bajo ese esquema y muchos proveedores en México también. Debe crearse una política pública que norme este tipo de opciones laborales y por último, pero no menos importante, debemos fomentar en los trabajadores una opción laborable que traiga beneficios a ambas partes sin que se consideren vacaciones pagadas.