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Mariano Gamboa y el té de la política

Hablar del Doctor Mariano no es cosa fácil, pero lo intentaré. Lo conocí en 2003 en un proyecto para Generación de Empresas Rápidas de 100 millones de dólares. En ese entonces, Mariano trabajaba en Nacional Financiera, de la mano con la empresa PISSA y el Trade Development Bussines de Singapur, a fin de proponer la mejor plataforma para el desarrollo de sistemas de interoperabilidad que se utilizaría para este proyecto.

Yo trabajaba en el Sistema Nacional e-México en la Secretaria de Comunicaciones y Transportes (SCT), con el Coordinador General, el Dr. Julio César Margáin, quien era responsable de llevar a cabo el proyecto que implicaba integrar los sistemas municipales, estatales y federales. Para ello se incorporó la Secretaría de Economía (SE) a través del Dr. Sergio Carrera. Mi trabajo era hacer la arquitectura tecnológica que nos permitiera desarrollar e implementar el proyecto de Generación de Empresas Rápidas. En esos tiempos, crear una empresa tomaba alrededor de ocho meses por todo el trámite que implicaba. Con esta solución tardaríamos sólo 48 horas, impactando así en el desarrollo de pequeñas y medianas empresas del país, cosa que a Mariano lo motivaba.

Bajo esta visión de un gobierno eficiente, Mariano fue el cabildeador con el Banco Mundial en busca del préstamo para el proyecto. Finalmente lo logró, fue autorizado y se firmó en Dubái, Emiratos Árabes. Sin embargo, aparecieron las traiciones que aquí en México denominamos “es cosa de la política”, como si, cuando eso sucede, significara que alguien tomó un “té de la política”, tan cotidiano y tan dañino. Así que finalmente el proyecto nunca vio la luz.

Poco después, el Dr. Margáin lo invitó a trabajar en e-México para dirigir el Centro de Tecnologías de la Información México-Corea (CCTI-MEXCOR), con la finalidad de generar sinergia entre ambos países e impulsar a las empresas informáticas mexicanas. El Memorándum de Entendimiento (MOU) con Corea del Sur fue firmado por tres años, en el que Corea aportó un millón de dólares y México otro tanto igual para desarrollar proyectos impulsores y motivadores en las áreas de e-Salud, e-Gobierno, e-Educación y e-Economía, así como el intercambio y la preparación de jóvenes mexicanos que tuvieran la oportunidad de visitar los centros mundiales de tecnologías de origen coreano, semillas que fueron sembradas y muchos de ellos hoy se encuentran impulsando grandes proyectos de tecnología en el país.

Como director del CCTI-MEXCOR, Mariano Gamboa presentaba cada año alrededor de 25 proyectos, de los cuales se seleccionaban 5 o 6 a través de un comité directivo binacional al cual yo pertenecía. Aquí, Mariano fomentó el crecimiento de empresas y amaba dar clases de negocios y finanzas (no en vano había estudiado dos maestrías en el Tecnológico de Monterrey: en administración pública y finanzas; y otra de ciencias en el Cinvestav). A pesar de los escasos recursos en el CCTI-MEXCOR, impulsó proyectos de alto impacto nacional: con el IMPI para que se abrieran y se hicieran de uso público las patentes que ya tenían más de 10 años, de tal manera que las pequeñas y medianas empresas, con su creatividad, fueran generadoras de proyectos de innovación; la agilización de trámites ciudadanos a través de las tecnologías móviles; un sistema diagnóstico para ver qué tan preparados estaban los gobiernos estatales en la incorporación de las tecnologías, la aplicación de metodologías de planeación y los sistemas de implementación de ciudades inteligentes; comunicaciones instantáneas (Gobierno-Ciudadano, G2C) optimizando trámites; y muchos proyectos más. Al término de los tres años del MOU con Corea del Sur y con cambios en e-México, el Centro México-Corea fue cerrado. Sí, otro té de la política.  

Poco tiempo después, me fui de e-México. Empecé a hacer proyectos como consultor independiente y, gracias a ello, nos volvimos a encontrar en 2008 en su alma mater, es decir, en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav). Mariano cursó la carrera de Ingeniería en Comunicaciones y Electrónica en la ESIME del IPN, y egresó de la Maestría en Ciencias en el Departamento de Ingeniería Eléctrica del Cinvestav, para posteriormente realizar su doctorado y postdoctorado en Francia, donde le tomó el buen gusto a la cocina francesa, en especial al Foie Gras y Pied de Cochon.

En el Cinvestav, en esos días él estaba como Coordinador General de Servicios de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (CGSTIC). Su objetivo era contribuir a la productividad del centro, así como motivar, incentivar y demostrar que se podían hacer proyectos de beneficio social y alto impacto económico. Ahí estábamos juntos nuevamente. Me invitó a participar en el desarrollo de un Expediente Clínico Electrónico Nacional (ECEN) que beneficiaría a los más de 100 millones de mexicanos, proyecto en el que asignó como líder a la Ing. Nancy Gertrudis y donde mi rol era proponer la arquitectura tecnológica. Después de ocho meses nos enfrentamos al quebranto de la relación con el cliente e, inevitablemente, tuvimos que tomar otro té de la política.

Pese a todo, Mariano –que no se detenía– me pidió elevar el ranking de Webometrics del portal del Cinvestav. Después de tres meses, me llamó y me preguntó si podíamos hacer una universidad en línea para la SEP. Hizo esta proposición tomando en cuenta la experiencia que yo tenía del portal en la SCT, que se llamó CAPACINET, especialmente en el desarrollo del modelo operacional y funcional de educación en línea, que buscaba promover el uso de internet para el aprendizaje en México.

Sin dudarlo dije que sí. Se juntó el hambre con las ganas de comer.

Después de intensas sesiones de trabajo, luego de unas semanas estábamos Mariano Gamboa, el Dr. René Azomosa (Director del Cinvestav en ese momento), la Mtra. Rubi Valencia Ortiz y un servidor discutiendo el proyecto ante el Subsecretario de Educación Superior, el Dr. Rodolfo Tuirán. Una vez aprobado, nos dimos a la tarea de conformar el equipo y hacer realidad el sueño. En abril de 2009 iniciamos, de cero, el proyecto Educación Superior a Distancia (ESAD), que con el decreto de creación de 2012 se transformaría en la Universidad Abierta y a Distancia de México (UnADM), coordinada por el Ingeniero Manuel Quintero Quintero.

A finales de ese último año, México cambió de presidente y, por tanto, de administración. Ya en el año 2013, entregamos el proyecto –con más de 100 mil alumnos y 74 mil registrados en el octavo cuatrimestre– al nuevo coordinador. Nuevamente tomamos el té de la política. Así que, en ese año, con el fin de documentar la experiencia y aportar lecciones aprendidas al mundo de la tecnología y la educación, Mariano nos impulsó para realizar el White Paper sobre el e-learning en México, demostrando en éste la gran carencia del uso de las tecnologías para la educación en nuestro país.

También en 2012, Mariano adquiere el clúster de Súper-Cómputo para el Cinvestav, al que nombra Xiuhcoatl (serpiente de fuego), y lo integra en una Delta con UNAM (KanBalam) y UAM Iztapalapa (Aitzaloa), formando el Laboratorio Nacional de Cómputo de Alto Rendimiento (LANCAD), con el apoyo de Conacyt. El objetivo era atender los problemas científicos más demandantes, mediante la conformación de una GRID de capacidad excepcional en la zona metropolitana de la Ciudad de México, logrando ocupar, en su momento, el primer lugar en Latinoamérica y quedando en el top 500 del mundo. Al día de hoy, tanto KanBalam como Aitzaloa han sido reemplazados por los clústers Miztli y Yoltla, respectivamente.

Las ideas y los proyectos continuaban: me invitó a apoyarlo en la implementación de un GRP para el Cinvestav, que lideró el Lic. Víctor Rodríguez Mondragón; en el desarrollo de una boleta electrónica de voto para el IFE, a cargo del Ing. Gabriel Méndez Botello, desarrollando 1500 máquinas que se utilizaron para encuestas de salida del mismo número de casillas; en la creación de una cama robótica a la cual llamó Camabot, en las manos del Dr. Eduardo Vázquez, contando con el apoyo del Director del Hospital Juárez de México, el Dr. Antonio Martín Manríquez, quien amablemente nos permitió aplicar el diagnóstico y elaborar el análisis para determinar un producto que tuviera utilidad funcional y operativa para el hospital, así como llegar a un prototipo funcional.

A petición de la Secretaría de Educación Pública, en abril de 2014 iniciamos nuestra participación tecnológica en la creación de la Prepa en línea-SEP y Mariano me pidió ser el líder del equipo desde el Cinvestav. Arrancamos con poco menos de 30 mil estudiantes y en tres años la matrícula superó los 103 mil, para una opción educativa de nivel medio superior, gratuita, con validez oficial y alumnos provenientes de 1341 municipios de todo el país. El pasado 26 de abril fue lograda la primera gran meta: se graduaron más de 2500 alumnos de la primera generación. Lamentablemente, Mariano ya no estuvo presente en este evento. La muerte le sorprendió unas semanas antes, el 31 de marzo de 2017.

El Doctor Mariano Gamboa Zúñiga, asiduo lector, de personalidad controvertida, apasionado de los proyectos, financiero y tecnólogo de corazón, irrespetuoso de las autoridades, amante de la música, del canto, de las fiestas, de preparar barbacoa y carnitas, de paladar gourmet, siempre de buen humor, poniendo de frente la visión de apoyar a su México con su frase favorita: “Tenemos que desarrollar proyectos de alto impacto social y económico”. Un hombre orgulloso de sus orígenes, de los tlatoanis de Zumpango, quien a pesar de los muchos tés de la política que nos tomamos, siempre persistió. No me quedan más palabras que decir “Mariano, gracias por el trabajo juntos, por las oportunidades que me brindaste y por la amistad que un día tuvimos”.

 

Mariano Gamboa Zúñiga , 1953-2017

Q.e.p.d.

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