Hace unos meses nos sorprendió la noticia sobre Estonia y su iniciativa para utilizar jueces robot en la resolución de casos planteados ante los tribunales, la cual generó mucha expectación y, en cierto modo, supuso un renacer del debate acerca de si debemos utilizarlos o no, es decir, si los usos de la Inteligencia Artificial deben tener un límite cuando se trata de sustituir —aunque parcialmente— a un humano por una máquina en la impartición de justicia. Mientras tanto, China ya tiene implantados cientos de robots en los juzgados.
El monstruo mundial en IA ha prescindido de cualquier intento de debate acerca de los usos a los que se destina esta tecnología, sin importar si se trata del ámbito de la justicia, el sanitario, el arte o la educación. Por cierto, en este último ya se utiliza el escáner facial para pasar la lista de asistencia.
Por lo que se refiere a los juzgados chinos, actualmente es bastante frecuente ser atendido por un asistente robot que resuelve preguntas y lo hace en un lenguaje en el que el ciudadano común puede entender. Un robot que ha sido ideado y entrenado para dar asistencia legal a todo aquel que la solicite.
El primer asistente artificial utilizado en China se denomina Xiao Fa, que puede traducirse como “derecho pequeñito” o “ley pequeñita”. Su sistema se diseñó para analizar 100 crímenes y la idea era estandarizar condenas, así como generar automáticamente borradores de sentencias. Xiao Fa era el primer paso para llegar a instaurar juzgados inteligentes e, incluso, cibernéticos o virtuales.
Pues bien, el primer tribunal virtual o cibernético se estableció en la ciudad china de Hengezhou en agosto de 2017. Posteriormente, se abrieron salas similares en Pekín y Guangzhou. Estos llamados tribunales de internet son competentes para determinados asuntos relativos a las operaciones en red, comercio electrónico y propiedad intelectual.
De acuerdo con la agencia de noticias china, Xinhua, el centro de servicio de litigio en línea del Tribunal de Internet en Beijing introdujo este verano un módulo de software que utiliza tecnología de Inteligencia Artificial para ayudar en la toma de decisiones de procedimientos legales ordinarios, como la apertura y el procesamiento de casos.
En realidad, se trata de una interfaz con imagen y voz femenina que ayuda a los jueces humanos en cuestiones más repetitivas (y susceptibles de automatización) que pretende descargarlos para que éstos se centren en las cuestiones jurídicas de fondo. IA al servicio de la inteligencia humano o, lo que es lo mismo, un juez robot que apoya a un juez de carne y hueso.
Este desarrollo e implementación de Inteligencia Artificial está dentro del plan del gobierno chino que persigue obtener en 2020 sus 17 metas fijadas y, sobre todo, su gran objetivo en 2030: superar a Estados Unidos en este campo. De momento, la incorporación de jueces robot a los juzgados se concibe como un acompañamiento que permite descargar el colapso existente en los tribunales del país asiático.
Con información de The Technolawgist