En 2018, el sistema Cutzamala, un sistema de distribución de agua mexicano que atiende a 22 millones de personas, necesitó unas mejoras importantes. Mientras se realizaba el trabajo de mantenimiento, casi un millón de residentes de la Ciudad de México se quedaron sin agua.
Aunque los servidores públicos del municipio de Cuauhtémoc se activaron para distribuir agua, rápidamente se dieron cuenta de que una operación de esta escala requería asistencia externa.
Así pues, buscaron ayuda en una fuente no obvia: una nueva empresa de tecnología con menos de diez empleados. Trabajando con funcionarios públicos, Cityflag implementó una aplicación móvil y un tablero para monitorear la distribución de agua en tiempo real, ayudando a administrar la entrega de más de 400 mil galones de agua.
Cityflag pertenece a una generación de compañías de nuevas tecnologías que dirigen sus esfuerzos hacia la creación de valor público: beneficios sociales, económicos y culturales para los ciudadanos como una función comercial central y no en busca del beneficio privado.
En Iberoamérica, estas empresas están logrando un reconocimiento global significativo. Más del 85% de los empresarios latinoamericanos, reconocidos por el MIT Technology Review como innovadores menores de 35 años en 2017 y 2018, están construyendo empresas que sirven a un propósito público.
A pesar de esta evidente mentalidad pública, los empresarios con sede en Iberoamérica, a menudo están poco conectados con la comunidad política. Cuando Cityflag se asocia con los gobiernos, otras empresas nuevas con frecuencia trabajan en paralelo a las organizaciones del sector público, no en conjunto con ellas.
Esta desconexión es desafortunada. Los equipos de digitalización del gobierno en América Latina están avanzando en servir a los ciudadanos a través de la digitalización y están logrando el reconocimiento internacional por sus esfuerzos.
Sin embargo, también enfrentan grandes desafíos, como reclutar y retener talento tecnológico. Para construir y mantener agendas de Transformación Digital que satisfagan las necesidades de los ciudadanos, los gobiernos deben aprovechar las oportunidades para trabajar con proveedores innovadores de GovTech, ya sea para racionalizar los procesos administrativos o para proporcionar mejores servicios públicos.
Los gobiernos de la región han tendido a favorecer a los grandes proveedores de tecnología, un enfoque que evita a los nuevos participantes, contribuye a los riesgos de corrupción y, a menudo, carece de rentabilidad.
En cambio, las empresas pequeñas a innovadoras se enfrentan a marcos de adquisiciones que desincentivan la asociación y la falta de oportunidades para interactuar con entidades contratantes.
A pesar de la evidencia de que la contratación pública puede ayudar a liberar la competitividad nacional, los inversores y otras partes interesadas regionales luchan por ver la contratación pública como un vehículo para fomentar la innovación.
Sólo el 12.2% de la nueva actividad empresarial en América Latina en 2017 fue en el gobierno, los servicios sociales y sectores relacionados, más bajo que casi todas las demás regiones del mundo.
Nutrir al ecosistema
Para permitir mejor el flujo de ideas, conocimiento, productos y servicios entre proveedores innovadores y gobiernos, es fundamental adoptar un enfoque basado en el ecosistema que reúna y genere confianza entre una comunidad de interesados comprometidos con la digitalización del sector público.
Los teóricos del sistema de innovación señalan el papel fundamental del “apoyo gubernamental estructurado” para fomentar los “vehículos sostenidos” entre individuos y organizaciones que comprenden un ecosistema de innovación.
En el caso de GovTech, los formuladores de políticas en Iberoamérica deberían centrar su apoyo inicial en cinco formas clave de construcción de relaciones:
1. Reunirse alrededor de una causa común
Al igual que con cualquier política de innovación, para lograr un apoyo local más amplio y activo, los formuladores de políticas deben definir y configurar GovTech en relación a las necesidades y aspiraciones percibidas localmente. En otras palabras, deben contextualizar sus iniciativas de GovTech en sus prioridades y objetivos locales.
2. Compromiso temprano y claro del mercado
En toda Iberoamérica existe una clara necesidad de una mejor y más temprana participación en el mercado. Los formuladores de políticas iberoamericanos pueden aprender de las experiencias de otros gobiernos al tratar de llegar a una gama más amplia de proveedores potenciales de tecnología.
3. Actualización de marcos y culturas de adquisiciones
La convicción de un contrato del gobierno no es una salida clara no es inusual. En los casos en que los gobiernos no considerarían trabajar con nuevas empresas como las suyas, estas barreras deben abordarse a través de la transformación cultural y el cambio sistémico. La actualización de cómo se implementan los marcos requerirá de una nueva capacitación y cambios en las culturas organizacionales hacia una mayor permisividad para la experimentación.
4. Financiamiento de “hacinamiento”
Los fondos regionales y los aceleradores han realizado pequeñas inversiones en empresas de GovTech, pero Iberoamérica carece de un Fondo GovTech dedicado y los empresarios centrados en el mercado gubernamental informan que tienen dificultades para obtener capital de fuentes públicas o privadas.
5. Medición y Evaluación (M&E)
Como describe el pionero Gobierno de la Ciudad de Barcelona en sus principios de contratación, “la contratación no puede finalizar cuando se firma el contrato”. En su lugar, se debe establecer un “sistema de monitoreo y control durante la ejecución” y evaluar los resultados.
Con información del Banco de Desarrollo de América Latina