Todo lo que alguna vez vimos en la televisión y parecía un escenario muy lejano o imposible finalmente nos alcanzó. Hoy los teléfonos móviles son capaces de reconocer si alguien está enfermo de COVID-19 tan solo escuchando el sonido de la tos y el habla. La Inteligencia Artificial en la que esta aplicación está basada aún necesita perfeccionamiento, pero ya ha logrado un buen avance.
Jordi Lugarta, Ferran Hueto y Brian Subriana, informáticos del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), son las mentes brillantes detrás de este invento. El equipo grabó, entre abril y mayo de 2020, la tos de 5,320 pacientes y los tonos de 4,256 de ellos fueron ingresados al sistema que, mediante una red neuronal artificial (CNN), los evaluó y clasificó.
La ardua labor fue posible gracias a biomarcadores acústicos, tecnología que permite identificar determinadas características tonales. Posteriormente, el MIT aplicó lo aprendido a los 1,064 participantes restantes del estudio. Los resultados, presentados en el IEE Open Journal of Engineering in Medicine and Biology, fueron afortunadamente muy prometedores.
En el caso de los participantes que anteriormente ya habían recibido un diagnóstico oficiales de infección por COVID-19, la aplicación alcanzó una efectividad del 98.5%, mientras que se logró una sensibilidad del 100% en pacientes asintomáticos.
Sin embargo, cabe señalar que la especificidad en el grupo fue de 94.2%, lo cual significa que uno de cada 20 participantes recibió un resultado falso positivo. Sin duda, el modelo representa una oportunidad única, aunque todavía requiere que se perfeccione para su aplicación masiva.
El equipo espera incorporar este innovador modelo en una aplicación de fácil acceso, ya sea través de un celular o un computadora. No obstante, lo que los investigadores pueden concluir del experimento es que las tecnologías basadas en Inteligencia Artificial, una vez probadas, ofrecen un instrumento gratuito, no invasivo, efectivo de inmediato y disponible en todo momento. Asimismo, se constituyen como una herramienta adicional para la contención del coronavirus.
Con información de Forbes y Futuro 360