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Mitigando la pandemia con trabajo remoto
Mitigando la pandemia con trabajo remoto

Mitigando la pandemia con trabajo remoto

El trabajo remoto, a distancia, en casa o teletrabajo resulta una herramienta de alto valor para las organizaciones e individuos, particularmente en condiciones que impiden, dificultan o imposibilitan el desplazamiento del trabajador hacia las instalaciones laborales. Esto ha sido evidente bajo condiciones extremas como durante la escasez de combustible automotriz y a causa desastres naturales como inundaciones, temblores e incendios forestales, pero también en el caso de epidemias como la que actualmente inflige a la humanidad con el surgimiento del SARS-Cov-2 o coronavirus. 

Desde la concepción formal del teletrabajo por Jack Niles en 1973, en “Llevar el trabajo al trabajador en lugar del trabajador al trabajo”, esta variedad de trabajo mostró sus beneficios de amplia connotación social al reducir o evitar el desplazamiento del trabajador. La modalidad remota para acceder y participar en las actividades laborales es extensiva para la educación, la información diaria (versión digital de periódicos y revistas), el comercio (e-commerce), las operaciones financieras (e-banking), la interacción con las dependencias gubernamentales (e-government), la diversión (aplicaciones lúdicas y streamings) y las comunicaciones con socios, clientes, proveedores, familiares y amistades (telefonía móvil, correo electrónico y redes sociales). 

COVID-19 e internet 

El confinamiento social (cuarentena) como medida sanitaria implementada alrededor del mundo con objeto de reducir la exposición y contagio por un agente patógeno tan virulento y que se disemina por vía área, como el coronavirus, demostró prontamente su alto valor preventivo desde los inicios de la pandemia, cuando la ciudad de Wuhan, en China, fue totalmente cerrada a la movilidad interna y externa de la población.

Esta pandemia está afectando a todos los países del orbe con más de nueve millones de personas contagiadas y casi medio millón de fallecidos (letalidad promedio de 5.8%), pero también muestra profundas y posiblemente prolongadas repercusiones económicas por los costos propios de la atención sanitaria especializada requerida por los enfermos y por la consecuente disrupción de las actividades productivas, ya sea por la afectación de la salud de los trabajadores y la paralización de las cadenas de valor o por la repercusión social de las medidas sanitarias implementadas, particularmente las relativas a la reducción de la movilidad y el confinamiento social, recomendadas por la Organización Mundial de la Salud. 

En este entorno, las organizaciones públicas y privadas se han visto afectadas en sus operaciones al enviar a sus trabajadores a casa para protegerse contra el contagio de recursos humanos y cumplir con las disposiciones sanitarias de confinamiento domiciliario de los trabajadores que no desempeñen actividades esenciales, e implementar medidas para mantener, en lo posible, sus actividades operativas funcionando. La medida que resultó más apropiada fue el trabajo a distancia desde los hogares de los empleados. Empero, en nuestro país, esa medida enfrenta ciertas limitaciones debido a la realidad:

  1. Insuficiente conectividad, ya que, como señala el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), sólo el 50.6% de los hogares en México dispone de conexión a internet, únicamente el 44.3% de los domicilios cuenta con una computadora fija y sólo el 20% de los micronegocios (MiPYMES) dispone de internet y computadora.
  2. Velocidad de transmisión de datos baja. La media nacional es de 7.5 Mbps, ocupando el lugar 76 a nivel global. 
  3. Mayoría de empleadores no dotados para ofrecer computadoras móviles a sus empleados.
  4. Habilidades de los trabajadores para el manejo de las tecnologías digitales (incluyendo aplicaciones especializadas) reducida en la mayoría de los casos. 
  5. Escasa disponibilidad de un adecuado y cómodo lugar de trabajo en el hogar.
  6. Familias sin cultura suficiente para permitir al trabajador desempeñar sus actividades remotas de forma eficiente y sin interrupciones.

Home office como respuesta

Sin duda, las condiciones disponibles en el hogar para el trabajo y la educación remotos, aspecto poco reconocido, constituyen la piedra angular para una labor productiva, confortable y satisfactoria, así como para que la salud y el bienestar del trabajador estén asegurados. Así pues, los elementos mínimos para que eso suceda son:

  • Disponibilidad de computadora fija o móvil con la suficiente capacidad operativa (incluyendo las aplicaciones pertinentes) para el trabajo a realizar, dispositivo de telefonía móvil y/o fija. 
  • Conectividad a redes de internet de alta velocidad y de telefonía fija.
  • Espacio físico adecuado en tamaño y aislado de las actividades familiares.
  • Condiciones ergonométricas respecto de mesa y silla ajustables que permitan la visión horizontal hacia la pantalla del dispositivo, así como para comodidad en el trabajo. 
  • Buenas condiciones de iluminación, de preferencia natural. 
  • Condiciones de temperatura agradable para una estancia prolongada.
  • Instalaciones eléctricas seguras, suficientes y de fácil acceso.
  • Mobiliario particular para despliegue y almacenamiento de los implementos de trabajo y consulta con medidas de seguridad para información confidencial. 
  • Contar con dispositivos de almacenamiento, protección y traslado de datos (memorias externas, USB, SD cards).

Si bien estos son los requerimientos del lugar de trabajo, no son los suficientes para un adecuado y seguro trabajo remoto, pues también son indispensables: convenio laboral individual que regule esta modalidad, plan de trabajo que incluya visitas a oficina y convivencia con colegas, y protocolos de supervisión respecto del cumplimiento de actividades, de las condiciones higiénicas del lugar de trabajo, de los instrumentos para el desempeño y de las necesidades de capacitación.

Los analistas coinciden en que la nueva realidad a la que la sociedad global se enfrente, conforme los efectos de la pandemia por COVID-19 se vayan extinguiendo, será aquella de una forma de vida totalmente diferente a la que se experimentó en el pasado reciente respecto de las relaciones presenciales interpersonales, laborales, educacionales, lúdicas y de negocios. En esa nueva realidad, se revalorará la importancia de las tecnologías digitales como soporte y amplificadoras de la interrelación remota (online) entre todos los miembros de la comunidad y de su contribución al progreso económico y social futuro. 

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