Aviones para pasajeros hechos en casa, un tren bala que viaja a 400 kilómetros por hora, carreteras inteligentes y robots son tan solo el inicio de una transformación tecnológica que tanto el gobierno chino como su iniciativa privada quieren alcanzar en los próximos años. El Plan Made in China 2025 busca convertir al país en una potencia industrial y tecnológica.
Ya no se trata de fabricar zapatos, ropa y juguetes baratos, China quiere dejar de ser un país de mano de obra de bajo costo y convertirse en una nación de ingenieros. Como era de esperarse, a Donald Trump este plan le aterra y lo califica como un “robo de tecnología” que atenta contra la seguridad nacional y la libre competencia.
Asimismo, Wilbur Ross, secretario de comercio de Estados Unidos, expresó que el plan de Xi Jinping es un peligroso intento por dejar de ser la fábrica del mundo y consolidarse como el centro tecnológico del mundo.
En concreto, la estrategia Made in China se ha planteado controlar el 70% del mercado doméstico en sectores estratégicos para el año 2025. Sin embargo, para cumplir su objetivo, tendrá que enfrentar varios desafíos como la resistencia internacional, la falta de espacios para que la iniciativa privada tome vuelo y una posición de desventaja histórica debido a que su competencia tiene ya muchos años de experiencia en el tema.
Micius, el satélite teletransportador
Por otro lado, aunque la estrategia fue anunciada en el año 2015, China ya cuenta con algunos avances tecnológicos. Uno de ellos y quizás el más impresionante es su satélite Micius que ha logrado transmitir exitosamente información a una distancia de 1,200 kilómetros utilizando fotones entrelazados y rompiendo así el récord de teleportación cuántica de 100 kilómetros establecido hace casi dos años.
Dicho satélite fue lanzado al espacio en 2016 por el proyecto conocido como Experimentos Cuánticos de Escala Espacial (QUESS, por sus siglas en inglés); Micius fue el primer paso hacia la construcción de una red global de comunicación cuántica, asegura New Atlas.
El sistema envía fotones entrelazados a través de rayos láser, lo que ayuda a minimizar la interferencia. El láser en el satélite pasa a través de un divisor de haz, lo que crea dos estado polarizados diferentes: uno para recibir fotones y otro para enviarlos. Así, Micius se comunica con tres satélites de recepción, algo mucho más eficiente que lo que las fibras ópticas son capaces de hacer.
Una red de comunicación cuántica podría llevar a cabo telecomunicaciones no sólo más rápidas, sino más seguras: la sensibilidad de los fotones entrelazados a la interferencia realmente funciona en su beneficio. Si una tercera parte no autorizada intenta acceder a una señal, los fotones la interrumpen, alertando a los usuarios.