Estoy seguro que es una cuestión de la generación a la que pertenezco. La tecnología pasó de ser una promesa de una vida más sencilla, lo que se refleja en las novelas y películas de ciencia ficción de los años 50 a 70, a ser una promesa de un futuro difícil de competencia, en un mundo de ensueño que por detrás oculta los cables de la deshumanización. Pongamos como ejemplo desde 2001: Odisea del Espacio, hasta Matrix, pasando por Yo Robot, Blade Runner e incluso Volver al Futuro.
Ante este panorama es muy difícil quitarse de la cabeza a HAL 9000 (que como nota curiosa se llamaría IBM 9000, pero la empresa tecnológica no quiso afectar su imagen y por ello se decidió “retroceder” una letra en las iniciales) con su infame frase “Lo siento Dave, me temo que no puedo hacer eso” y ver tranquilamente la oferta que hace la empresa myjibo.com con su robot “familiar” Jibo. Para hacer cortas las cosas, es (a decir de Mashable) más que un electrodoméstico o gadget, una compañía personal, una máquina que incorpora algunas de las capacidades que ya tienen nuestros teléfonos inteligentes, como el reconocimiento de voz, reconocimiento facial, relación de acciones repetitivas, y los une con los sensores tradicionales de iluminación, temperatura, posición, etcétera. Con esto el robot puede reconocer a quien tiene enfrente, tener distintos tipos de voz, tomar fotografías y videos, obedecer órdenes, predecir acciones o “conversar”. No, no es una máquina diseñada para un entorno industrial donde se requiere de un dispositivo de seguridad, Jibo es un robot diseñado para la convivencia diaria en el entorno familiar.
La verdad es que además del movimiento limitado que tiene el robot, así como la disponibilidad de interacción constante a través de la voz, este dispositivo no hace muchas cosas más que un teléfono “inteligente” no haga hoy en día, eso es lo que al reflexionarlo puede parecernos más inquietante. ¿Estamos preparados para que un robot le lea un cuento a nuestros hijos y apague o prenda la luz según sus instrucciones de comportamiento?, ¿un dispositivo así puede ser la compañía adecuada para personas de la tercera edad?
La tecnología, es cierto, está involucrada en nuestras acciones diarias de manera cada vez mayor. Para algunos, no pasa un día sin que tengamos contacto con algún dispositivo electrónico e interactuemos con él e incluso dependamos de que ejecute alguna orden para poder continuar tranquilamente alguna acción. Vemos la hora en nuestros teléfonos celulares, podemos consultar en él la ruta y el tiempo que nos llevará llegar a algún lugar, puede, por anticipado, decirnos si ya debemos salir para llegar a tiempo a laguna cita. Puede ser que programemos la caja de cable para grabar una serie que vemos, o bien le decimos al teléfono que lea el mensaje de texto que acaba de llegar si estamos manejando. En el transcurso del día podremos conversar con la familia o el amigo a través de una sesión en video.
Los invito a ver el video de demostración del robot en el entorno familiar y discutir en los comentarios de este artículo las posibles implicaciones de la creciente convivencia entre los dispositivos tecnológicos y las personas, las relaciones “¿humanas?” que formaremos con las máquinas y los entornos cada vez más íntimos que invade la esfera digital.