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México avanza hacia una supercomputadora de clase continental

El gobierno federal firmó un convenio con el Barcelona Supercomputing Center que marca el inicio de un proyecto ambicioso: construir la supercomputadora más grande de América Latina.

Este miércoles 19 de noviembre, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció el acuerdo que permitirá a científicos mexicanos acceder a infraestructura de supercómputo de clase mundial mientras se desarrolla capacidad propia en el país. El proyecto busca reducir la dependencia tecnológica y fortalecer las capacidades científicas nacionales.

El convenio con Barcelona: un puente hacia 2026

A partir de enero de 2026, investigadores mexicanos podrán utilizar la supercomputadora MareNostrum 5, capaz de realizar 314 billones de operaciones por segundo. Esta capacidad permitirá procesar en horas lo que actualmente toma semanas o meses con equipos convencionales.

La estrategia es pragmática: mientras se construye la infraestructura nacional, los proyectos urgentes no quedarán detenidos. Los científicos podrán enviar sus datos a España para procesarlos, asegurando continuidad en investigaciones que van desde predicción meteorológica hasta análisis fiscal.

José Antonio Peña Merino, titular de la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones, calificó el acuerdo como “un paso histórico en términos de la capacidad de cómputo y supercómputo en México”. El proyecto forma parte de los cien compromisos presentados por Sheinbaum durante su toma de posesión.

Aplicaciones concretas en sectores clave

La supercomputación tiene impactos directos en áreas estratégicas. El centro procesará modelos meteorológicos para mejorar la predicción de huracanes y otros fenómenos naturales, permitiendo alertas más tempranas y precisas para protección civil.

En materia fiscal, el sistema ayudará a detectar patrones de evasión y fraude tributario mediante análisis de grandes volúmenes de información del SAT y aduanas. También procesará imágenes satelitales para diversos propósitos de investigación y gestión territorial.

Los proyectos contemplados incluyen investigación en salud pública, desarrollo educativo y análisis de datos para políticas públicas. El convenio establece colaboración científica, desarrollo de recursos humanos especializados, transferencia tecnológica e intercambio de conocimientos en inteligencia artificial y cómputo de alto rendimiento.

Calendario y alcance del proyecto nacional

El plan tiene fechas definidas. En enero arranca el acceso a las supercomputadoras españolas. La próxima semana se presentarán más detalles sobre el proyecto de la supercomputadora mexicana. La construcción iniciaría en 2026, con un plazo estimado de 24 a 36 meses.

La infraestructura será de carácter público, a diferencia de la supercomputadora más grande actual en América del Sur, que pertenece a una empresa privada. El sistema mexicano se integrará con las supercomputadoras existentes en la UNAM y el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada.

Rosaura Ruiz, secretaria de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación, señaló que el convenio permitirá incorporar a las universidades mexicanas en proyectos de alto nivel computacional y fortalecer capacidades institucionales en un área donde el país tiene rezagos importantes.

Formación de capital humano especializado

El proyecto incluye un componente educativo significativo. Al menos 177 investigadores mexicanos trabajarán en la unidad de análisis de Barcelona, adquiriendo experiencia directa en supercómputo de frontera.

Se establecerá un programa nacional con el Instituto Politécnico Nacional para formar a 100 estudiantes de física, matemáticas e ingeniería en estas tecnologías. Investigadores del Cinvestav realizarán estancias de dos meses en Barcelona.

Esta apuesta por la formación busca crear una masa crítica de especialistas mexicanos en supercómputo e inteligencia artificial, áreas donde actualmente existe escasez de profesionales en el país y la región.

La dimensión estratégica del proyecto

“El país que tenga el cálculo, computadores y datos propios será soberano”, afirmó Mateo Valero Cortés, director del Barcelona Supercomputing Center durante el anuncio. La frase sintetiza la dimensión geopolítica de la infraestructura digital.

La presidenta Sheinbaum planteó el proyecto como parte de la construcción de soberanía científica y tecnológica. En un contexto global donde el procesamiento de grandes volúmenes de información determina capacidades económicas y de seguridad, contar con infraestructura propia reduce vulnerabilidades.

El enfoque gubernamental apunta a que el Estado desempeñe un papel activo en la creación de capacidades tecnológicas críticas, aunque manteniendo colaboraciones internacionales estratégicas como la establecida con Barcelona.

Desafíos y expectativas

El proyecto enfrenta retos importantes. La construcción y operación de una supercomputadora requiere inversión sostenida, electricidad abundante y estable, sistemas de refrigeración especializados y personal altamente calificado. El mantenimiento y actualización constante representan compromisos presupuestales a largo plazo.

México se une a países como Brasil, que tiene experiencia en supercomputación desde hace dos décadas, aunque con infraestructura menos potente que la proyectada. Otras naciones latinoamericanas como Argentina y Chile también han desarrollado capacidades más modestas en este campo.

Como señaló Valero en la conferencia: “Hace unos años se decía que el país que no computa no compite”. La pregunta es si México podrá sostener y aprovechar esta infraestructura para traducirla en innovación y desarrollo concretos.

Un proyecto con alcances de largo plazo

La supercomputadora mexicana tendrá aplicaciones en predicción climática, detección de fraudes, investigación médica, análisis agrícola y desarrollo de inteligencia artificial. Su éxito dependerá de la ejecución efectiva, el financiamiento sostenido y la capacidad de vincular la infraestructura con proyectos científicos y productivos reales.

El convenio con Barcelona ofrece un camino probado: España ha desarrollado expertise en supercómputo durante dos décadas y está dispuesta a compartir conocimiento. México tendrá que demostrar que puede construir sobre esta colaboración una capacidad propia y duradera.

El anuncio representa una apuesta importante por la ciencia y la tecnología como herramientas de desarrollo. Los próximos tres años mostrarán si el proyecto avanza según lo planeado y si México logra posicionarse efectivamente en la vanguardia tecnológica de América Latina.

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Last modified: 20 de noviembre de 2025

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