Hasta antes de la pandemia, el concepto de digitalización no era muy sonado en Grecia. Sin embargo, en días recientes ha encontrado en el coronavirus a un curioso aliado. El apuro por adoptar soluciones digitales para absolutamente todo, desde reuniones de gabinete hasta recetas, nació al mismo tiempo que se implementaban medidas de contención para el virus.
Se podría decir que fue un despertar abrupto para una nación que ocupa el lugar 25 entre los 27 países miembros de la Unión Europea en materia de Transformación Digital, de acuerdo con el Índice de Economía y Sociedad Digital de la Comisión Europea.
Además, Grecia también se ubica entre los primeros países en el Informe de Preparación para el Futuro de la Producción del Foro Económico Mundial y tiene la dudosa distinción de ser la única economía de Europa occidental clasificada como “emergente” en términos de disposición para tomar parte de la llamada Industria 4.0.
No obstante, ahora, gracias al COVID-19, todo cambió: una de las medidas tomadas por el gobierno fue el lanzamiento de una plataforma de servicios en línea meses antes de lo previsto. Documentos como certificados de residencia, declaraciones de estado familiar o reconocimiento de títulos universitarios de repente (y finalmente) estaban disponibles en línea.
El Ministerio de Gobernanza Digital, ya entrado en calor, también lanzó una plataforma de conferencia web para funcionarios estatales, digitalizó las firmas de los ministros del gabinete y lanzó un sistema de mensajes de texto para otorgar a las personas permiso para abandonar sus hogares durante el cierre, una alternativa práctica al formulario impreso.
Asimismo, los pacientes ya no necesitan visitar a su médico para recoger una receta, sino que pueden obtenerla desde su teléfono móvil, basándose en un sistema electrónico de prescripción de medicamentos introducido durante la crisis de rescate de Grecia.
Encender el fuego
Claramente, Grecia todavía tiene un largo camino por recorrer. Faltan aproximadamente dos años para simplificar el sistema de identificación, de modo que los griegos sólo necesitan un número de identificación personal para toda la documentación, en lugar del sistema bizantino actual, donde tienen números separados para impuestos, ciudadanía, seguridad social y tarjeta de identificación.
Dicha burocracia, combinada con el analfabetismo digital general del país, hace que hacer negocios sea un campo minado legal e impide seriamente los intentos de atraer inversiones extranjeras tan necesarias. Se han realizado pocos progresos a pesar de las muchas revisiones importantes realizadas durante el período de rescate de ocho años, que finalizó en 2018.
Sin embargo, Kyriakos Pierrakakis, Ministro de Estado y Gobierno Digital, admite abiertamente que la pandemia ha demostrado ser un catalizador, argumentando que la necesidad de luchar contra la propagación del virus ha permitido cambiar la mentalidad bajo la cual las personas se resistieron a renunciar a su creencia del “orden natural de ciertos procesos e interacciones”.