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Innovar mola mucho, pero no sale gratis

Innovar mola mucho, pero no sale gratis: una charla con Borja Colón

Convencido de que la innovación es una actitud y una forma de mirar el mundo, el Jefe del Servicio de Administración e Innovación Pública de la Diputación de Castellón (Valencia, España) fue galardonado, el año pasado, con el Premio del Congreso Nacional de Innovación y Servicios Públicos (CNIS) como Mejor Innovador Público del Año. 

En un ejercicio de recapitularse de forma conclusiva, Borja declara en su blog borjacolon.blogspot.com, mismo que es referente e inspiración para el servicio público en nuestros días: “Nada del otro mundo: un poquito de politólogo, unas pinceladas de jurista y un auténtico afán por alcanzar la perfección en todo lo que hago”. ¿Es deseable que el espíritu innovador persiga la excelencia o el entusiasmo por la innovación necesita sostenerse en clave de improvisación? 

Son muchas las preguntas e inquietudes con las que llegamos al hangout, ante la evidente alegría de nuestro protagonista por departir y aventurarse, una vez más, en torno a un asunto que le obsesiona e interpela: la innovación en lo público, esa de la que cada vez se habla más en tiempos de Transformación Digital, pero que sólo puede transmitirse —con autoridad— desde el terreno y la rendición de cuentas. Por eso acudimos a Borja Colón, Directivo Público Profesional al servicio de la Administración Local. 

Como persistentes lectores de su blog, nos fuimos de largo sobre una reciente entrada en la que extiende el significado de la innovación como “tablita de salvación” del Gobierno Abierto, más allá de los principios de transparencia, participación ciudadana y colaboración. ¿Por qué lo cree así? “Tenía yo una espinita clavada con la relación que hay entre Gobierno Abierto e innovación. Venía dándole vueltas hacía mucho tiempo hasta que, de alguna forma, entendí que aquello que le da coherencia a éste no es la unión de tres o cuatro pilares sobre los que se sustenta el paradigma, sino el que seamos capaces de innovar en las instituciones a fin de generar un valor público lo suficientemente potente para impulsar dicho paradigma. Al final, la innovación es la que propulsa el Gobierno Abierto”. 

La sociedad normalmente no consume información de los portales de transparencia, ni colabora espontáneamente en el diseño de políticas públicas. De ahí que “hay que conectar con la ciudadanía desde un punto de vista más innovador; lo que la innovación hace es tirar de la voluntad social para consumir Gobierno Abierto, es decir, nos sirve de palanca de cambio, como una correa de transmisión que vincula la teoría con la realidad”.

Desaprender para motivar el cambio

Desde su gestión actual en la Diputación de Castellón, que inició en 2013, Borja Colón impulsa la Administración Electrónica y ejerce funciones como ser responsable de la Oficina de Transparencia e Información Pública, Secretario de la Comisión de Transparencia y Buen Gobierno, Secretario del Consejo Provincial de Participación Ciudadana, Secretario de la Comisión de Ética Institucional y Representante de la Oficina de Protección de Datos y Privacidad. Previamente se desempeñó como Jefe del Servicio de Planificación en la misma Diputación, dirigiendo la contratación de obra pública provincial. 

Uno de sus máximos afanes es colaborar en la formación de empleados públicos a través de instituciones públicas y privadas, por lo que es uno de los administradores del Grupo de Innovación Pública de la comunidad NovaGob y, además, contribuye activamente en otras redes. Borja hace cuentas para asegurar que lleva cinco años en la innovación y que los dos primeros fueron de mucho conocimiento y reflexión, ya que él venía de un entorno muy técnico de leyes, aunque es Licenciado en Ciencias Políticas y de la Administración por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. 

“El Secretario General de mi organización, allá para el 2013, vio que el mundo estaba cambiando muy rápidamente y se necesitaba alguien que levantara un poco la mirada y pusiera las luces largas, alguien capaz de impulsar un cambio transformador para ajustar la realidad al tiempo que nos está tocando vivir”. Entonces le propusieron crear un equipo de personas cuyo paraguas fuera la innovación, tarea que le tomó aproximadamente dos años entre seleccionar a la gente y formarse a sí mismo. “Tuve que desaprender para volver a aprender. Hacia 2016 empecé a cambiar la actitud de mi relación con la innovación y me dediqué a planificar el cambio”.

De todo aquello en lo que ha contribuido para construir un buen gobierno, se queda con dos detalles. En primer lugar, la Transformación Digital de la organización, logrando que todo se tramite en electrónico desde 2014. “Fue rápido porque entendíamos que había que tirarse a la piscina cuanto antes, que no podíamos demorarlo demasiado; había una curva de aprendizaje por superar y, cuando antes lo hiciéramos, más pronto nos levantaríamos y volveríamos a caminar. Afortunadamente salió muy bien”. Por otro lado, en 2018 lanzó un proyecto de comunicación interna de estrategia transversal, que incidió notablemente en la actitud positiva de la gente y su disposición a compartir “el conocimiento de todos para todos” a través de una herramienta electrónica. “La comunicación interna es lo que ha dado un sustrato más natural a la Transformación Digital”.

Con la perspectiva que sólo el tiempo otorga, ¿qué tan complejo ha sido innovar en la Administración Pública? No tarda en decir que mucho y relacionarlo con la generación de ideas: “No es espontánea; las ideas llegan día a día en las trincheras de la gestión. El trabajo es el que te da la clave para generar una futura nueva idea y eso es innovar”, si bien las ideas no tienen que ser precisamente nuevas porque “no invento la rueda cada dos días”. Y señala la necesidad de retos porque, en sus palabras, la innovación surge en la medida en que se toca la “tecla” adecuada para solucionar un problema. “Innovar mola mucho, pero no sale gratis” y eso no significa que haya que gastar mucho dinero, “pero a veces hace falta un poquito de dinero” y, claro está, invertir seriamente en generar ideas. 

Es inevitable imaginar, a esta altura de la conversación, en una disciplina de innovar. ¿Borja Colón tiene alguna especie de horario o ritual para promover la innovación en su equipo de trabajo, como un ir de camino que no se detiene? “No tanto así. La única condición es que no hay limitaciones en cuanto a las propuestas, es decir, nunca se ha vetado una idea por loca que pareciera. Entonces, yo estoy muy acostumbrado a que la gente de mi equipo entre en mi despacho y me diga, ‘se me ha ocurrido una idea que te vas a reír’ y digo, ‘de eso nada, siéntate y cuéntame’”.

Para el también Máster en Liderazgo y Dirección Pública por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y el Instituto Nacional de Administración Pública, es indispensable generar un clima de confianza en su equipo, tomando en cuenta que “ellos son los que están trabajando a diario en los frentes de las trincheras, en las cuestiones más delicadas, y perciben la solución de forma más rápida y puntual, por ejemplo, en las oficinas de registro, en la atención ciudadana, en la digitalización de documentos”. La gente que trabaja con Borja sabe que “hay una percepción de open mind brutal, que no hay ningún problema en plantear las cosas. Yo creo que la mejor disciplina es, en ese sentido, dejarse llevar”.

Liderazgo y autocrítica con pasión

Autor de seis libros y coautor de 13 (el más reciente La gestión del documento electrónico, 2018), Borja Colón ha lanzado un proyecto de gobernanza participativa en el cual se conjugan las ideas de los ciudadanos con los municipios, en cuyo Consejo incorporó a la sociedad civil y cargos electos municipales, con el propósito de codiseñar políticas públicas que implican a ambos. No existía en España un modelo de estas características y en eso también ha innovado con valentía. 

¿Valentía es la palabra? Sí y no; en el universo de Borja, el término es liderazgo, “mucho liderazgo para poder innovar” porque, para él, las instituciones son “excesivamente mastodónticas, lentas, burocratizadas”, lo cual juega en contra de la innovación. “Se requieren personas con capacidad para tirar de equipos y motivarlos, para fortalecer proyectos y para cambiar actitudes, líderes que logren que la gente se sume de forma natural a sus proyectos”. Esto no va de cadena de mando o de recompensas de forma discrecional: “la virtud del liderazgo es transformar el talento colectivo en proyectos concretos”. 

Habla de liderazgo con pasión; se percibe esa intensidad vital de quien, como dijimos, ha sido capaz de transmitir (por qué no decirlo, de contagiar) la necesidad de innovación a su equipo de trabajo, así como el sabor del éxito compartido. Borja destaca el componente emocional en el liderazgo. “Muchas veces vienen con problemas a mi despacho, incluso problemas graves, y los recibo con una actitud positiva. Les digo: ‘no es un problema para ti, es algo que vamos a solucionar y cambiar juntos’. Es una forma de dar la vuelta para que la gente entienda que, al final, la coyuntura no es más que el devenir de las cosas”.

No debe ser fácil poner freno al envión de la innovación, especialmente en el sentido de la autocrítica. Borja Colón ha tenido que preguntarse muchas veces si sirve realmente una idea para crear valor público, para servir a la ciudadanía, para detonar un cambio interno en la institución. “Cantidad de ideas se han tirado a la basura porque no tienen impacto positivo”. El ejercicio de cuestionarse es una forma de bajar a la realidad y entender que “innovar no es algo que se tenga que hacer de manera compulsiva”, sino cuando realmente deban cambiarse las cosas. “Si la gente está contenta y hay muy buenas valoraciones, ¿qué tienes que innovar ahí?”.

Colón toma un aire largo y retoma la autocrítica. “Yo creo que estamos manoseando demasiado la innovación. Hay que aprender qué es innovación y qué no, pues de un tiempo a acá todo lo es, como antes todo era Gobierno Abierto. Y es que no es lo mismo una política de Gobierno Abierto que un portal de transparencia donde cuelgas presupuestos. Lo que no es innovación es gestión. Hacer puentes más bonitos no es innovación, es hacer puentes más bonitos”. 

Invitándonos a no caer en la simulación de la innovación o a ésta como pose y hasta obligación, nuestro protagonista la refrenda como una actitud que no debe perderse. “La innovación es un estado de alerta constante y un mecanismo de supervivencia. Sólo se innova en la medida en que debemos cambiar para no vernos devorados por el mercado, por las empresas, por las demandas de los ciudadanos, si bien lo ideal sería que todo camine perfecto, la gente esté contenta y no haga falta hacer nada”. 

No podemos concluir la charla sin conocer la mirada de Borja Colón sobre el Gobierno Digital en América Latina. Primero comparte que, según los indicadores oficiales, son los niveles locales (concretamente los Ayuntamientos) los que más compromiso tienen con la Transformación Digital y quienes más rápido la están llevando a cabo.  

“Me consta, por otro lado, que América Latina está haciendo esfuerzos enormes en temas de Transformación Digital. Tengo un buen amigo, Aitor Cubo, quien actualmente está en el Banco Interamericano de Desarrollo como Especialista Senior en Gobierno Digital (en el Cluster Digital de la División de Innovación en Servicios al Ciudadano), impulsando proyectos en la región, por ejemplo, en Chile y Colombia. Me dice: ‘Borja, esto es una maravilla, tienes que venir para acá’. Él percibe a América Latina muy receptiva a la Transformación Digital, muy proclive al cambio, con una buena disposición política y técnica, y sin ese exceso de celo y burocracia malentendida que tanto está dañando a la administración española. Por lo que Aitor me cuenta, en América Latina se avanza muy bien en el tema, de forma intensa, con muchas posibilidades”.

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