Pocos podrán negar que 2017 fue un año difícil, pero créanlo o no, aún así vivimos en el mejor tiempo para estar vivos, y el mundo es mejor de lo que ha sido en toda la historia de la humanidad. La gente vive más , más saludables, con más educación y más libres de restricciones religiosas y políticas.
Pero quizá, lo más crucial sea, que el porcentaje de humanos que viven en extrema pobreza (según lo define el Banco Mundial como la subsistencia con menos de $1,99 USD por día) ha caído drásticamente en los últimos 30 años.
en 1990 la ONU estableció una meta de reducir la pobreza a la mitad para 2015, y esto se alcanzó sólo en 5 años, en 2o10. Más de mil millones de personas salieron d ella pobreza extrema en sólo 20 años.
Pero más del 10% de la población mundial es extremadamente pobre. ¿Cómo llevamos esto a cero?, ¿es posible hacerlo? Examinando los factores que ayudaron a recortar la pobreza en las décadas pasadas, las señales apuntan más al desarrollo de caminos de terracería que en autopistas que nos lleven a este destino en los años venideros.
La baja en la pobreza de los años 80 al presente estuvo guiada por dos países: China e India. Las estadísticas para China son especialmente sorprendentes. En 1981 el 88% de la población de ese país era pobre, para 2013 esta cifra había caído a sólo el 2%. Las cifras de la India no son tan drásticas, pero aún así son notorias. En el mismo periodo aproximadamente, la población de pobres decreció del 52 al 21%.
En comparación la África Sub-sahariana logró un decremento del 54% de población en pobreza en 1990, al 41% en 2013. No sólo es un decremento menos notable, sino que debido al gran crecimiento poblacional de África esto significó que en términos absolutos la población en pobreza creciera en 113 millones de personas.
¿Qué está detrás de estas discrepancias? ¿Es posible llevar las prácticas de China y replicarlas en África? ¿La tendencia en China e India continuará o veremos un movimiento a la inversa?
El milagro Chino
Para que el 86% de su población saliera de la pobreza en 32 años, China debió hacer muchas cosas bien y contar con algunos sorprendentes golpes de suerte, o ambos. Sabemos que hubo un flujo masivo de manufactura debido a la mano de obra barata y las cadenas globales de abasto., pero esto no pudo haber generado los mismos resultados en cualquier otra parte. China contó con tres motores principales (que tuvieron sus desventajas propias).
Estructura Política
Hay un consenso en estos días que la democracia es el sistema de gobierno a seguir. Para China es posible que de haber sido una democracia no hubiera crecido tanto o tan rápido como lo permitió su régimen autoritario. Al momento de tomar decisiones o implementar reformas, no hubo necesidad de lidiar con votantes enojados o negociar entre partidos. El gobierno poseía toda la tierra, lo que permitió que lanzar nuevos proyectos de infraestructura, como carreteras o puentes, fuera relativamente rápido y sin barreras.
Control poblacional
Si un país crece a una tasa consistente, los ciudadanos promedio no se beneficiarán si la población crece aún más rápido. El gobierno chino introdujo su política de un solo hijo en 1979, y durante los siguientes 20 años la tasa de fertilidad cayó de 2.7 nacimientos por mujer a 1.4. esto se tradujo en un crecimiento de la población del 38% entre 1980 y 2013. Comparando con India, la tasa de crecimiento fue de 84%, y África Sub-sahariana llegó a un 147%.
La política de un solo hijo exacerbó una preferencia por los hijos varones, que llevó a que las hijas mujeres fueran abortadas, lo que ocasionó un desbalance dramático de género. Pero menos bocas que alimentar significa más comida para cada boca, más riqueza per cápita y más personas escapando de la pobreza extrema.
Demografía
Las altas tasas de nacimientos antes de la política de un solo hijo hicieron coincidir a la apertura económica de China con una gran población en edad de trabajar. Los niños y ancianos o podían trasladarse a los centros productivos en otras ciudades, pero aquellos que estaban en sus años 20 a 40 lo pudieron hacer. De acuerdo con el Financial Times, la migración urbana de China fue el mayor éxodo en la historia.
Toda la gente que estuvo en esas condiciones de movilidad y trabajo al inicio de este siglo, están envejeciendo y la tasa de nacimientos del país no permite que haya reemplazo. El fin del milagro chino se acerca rápidamente junto con una creciente dependencia y los problemas derivados de una población vieja.
Las reformas económicas en China iniciaron a finales de los años 70 y su educación masiva contribuyó ciertamente a la caída en la pobreza también.
Es importane anotar que si bien millones salieron de la pobreza extrema, muchos más millones son relativamente pobres aún. Se generó una drástica inequidad de ingreso tanto en las áreas urbanas como rurales.
Complicaciones para replicar
La población económicamente activa en China está en declive y África tiene la tasa de nacimientos más alta en el mundo. ¿Puede ser que la próxima ola de industrialización suceda en África y canalice otro milagro como en China? Si es así el 10.7% de población en extrema pobreza declinaría.
Replicar el éxito de China será difícil en múltiples frentes, si no imposible. Los africanos han comenzado a dejar las áreas rurales, con tasa de crecimiento urbano de cerca del 4% anual (comparemos con el promedio global del 1.84%) pero estas ciudades no están preparadas para acomodar a los nuevos residentes. Los servicios básicos, como la salud y la movilidad son deficientes, asnillos como la infraestructura.
El gobierno chino fue capaz de superar estas limitaciones bastante rápido, pero el África Sub-sahariana está compuesta por 46 países diferentes con 46 gobierno distintos, muchos de los cuales están minados por la corrupción o incluso están clasificados como estados frágiles o bien, fallidos.
Quizá el punto más destacable de contraste entre la región africana y China es el crecimiento poblacional. Tal como se mencionó anteriormente, la población de la región ha crecido más que ninguna otra en el mundo, y no da signos de desacelerar. Con una tasa de fertilidad de 4.92 en 2015, duplica y rebasa el promedio mundial. El pronóstico de las Naciones Unidas coloca a África en 2050 con una población de 2,500 millones de personas, una cifra que presionará todos los recursos incluso en una economía que fuera dramáticamente más fuerte de lo que es actualmente.
Una ayuda
El milagro africano quizá no está en el panorama, pero esto no significa que toda esperanza esté perdida. Los líderes en las naciones africanas pueden aprender de los éxitos y fracasos de China, por ejemplo, en lugar de la política de un solo hijo, los países africanos podrían poner sus recursos en fomentar una educación de planificación familiar para las mujeres. Deberían invertir en infraestructura hoy, cuando la población en edad de trabajar es alta, para comenzar a posicionar al continente como el siguiente motor industrial del mundo.
¿De dónde vendrá el dinero para estas inversiones?
La ayuda foránea es la primera respuesta que viene a la mente, pero tal como indica en su libro “El Gran Escape: Salud, Riqueza y los Orígenes de la Inequidad”, el Profesor Angus Deaton de economía y relaciones internacionales de Pincenton, el desarrollo realmente sustentable puede ser bloqueado por la ayuda internacional. Cuando las condiciones para el desarrollo están presentes, la ayuda no es necesaria. Cuando estas condiciones no existen, la ayuda puede terminar perpetuando los retos de los países pobres.
Las condiciones para el desarrollo existían en China hace treinta años y muchas de ellas están presentes hoy en África pero, para capitalizar estas condiciones, el continente necesitará navegar los retos que China fue capaz de superar por sí misma.
Y ¿adivinen quién está ayudando? Además de invertir fuertemente en proyectos de infraestructura en toda África, China tiene programas de capacitación en políticas para líderes africanos, donde les enseña las tácticas que el país asiático usó para fomentar el desarrollo. China también ha dado becas para miles de estudiantes africanos y alberga hoy a más de ellos que las universidades de Estados Unidos o Reino Unido.
Si la actividad china es más filantrópica o tiene intereses es un debate, pero afortunadamente ambas motivaciones no son mutuamente excluyentes. Si China puede replicar su éxito en África mediante estos programas y ayudar a salir a la gente de la pobreza, obteniendo ganancias en el proceso, nadie debería quejarse.
Artículo publicado originalmente en Singularity Hub bajo licencia CC BY-ND 4.0