Las placas solares, como su propio nombre indica, necesitan el sol y, por lo tanto, se instalan al aire libre, pero, en realidad, la energía fotovoltaica también se puede obtener dentro de casa. Sólo necesitamos un ingrediente: la luz. Y si la radiación solar directa es, sin duda, la más productiva, también tenemos mucha luz desaprovechada en nuestros hogares y oficinas.
De hecho, para iluminar los espacios en los que trabajamos y vivimos producimos una cantidad de luz importante, tanto de día como de noche. Reciclarla parece una operación de puro sentido común y, por ello, no sorprende que en los últimos años muchos hayan estado trabajando en el desarrollo de placas solares de interior, optimizadas para almacenar toda la energía posible a partir de la luz presente en hogares, oficinas y edificios públicos.
El último descubrimiento en este campo proviene de un equipo de investigadores suecos y chinos, que en las páginas de Nature Energy han presentado como un nuevo tipo de célula fotovoltaica orgánica capaz de trabajar en interiores. Sin embargo, no son los únicos que trabajan en esta dirección.
El Internet de las Cosas tiene hambre de energía
El llamado Internet de las Cosas (IoT por sus siglas en inglés) es una realidad compuesta por una miríada de dispositivos siempre conectados, hambrientos de energía. Pronto estaremos rodeados por objetos, cada uno con su batería, que aumentarán rápidamente los costes y el impacto ambiental del IoT. Por esta razón, la búsqueda de fuentes de energía limpia y sostenible es cada vez más necesaria.
Las placas solares más utilizadas emplean tecnologías refinadas a lo largo de los años para trabajar al aire libre. Así que en interiores es posible que no sean igualmente efectivas. Expuesto al sol, un panel de silicio policristalino, la tecnología más extendida para sistemas al aire libre, tiene una eficiencia de alrededor del 15%. Es decir, convierte el 15% de la energía incidente en electricidad. Sin embargo, una vez que se coloca en condiciones de iluminación doméstica, la eficiencia cae drásticamente, a alrededor del 4%.
La eficiencia de las placas solares depende del espectro y la intensidad de la luz que las golpea, y entre las luces artificiales y la luz solar hay una gran diferencia. También en los objetos que incorporan pequeños paneles solares, como calculadoras o relojes digitales, la productividad en interior no es la mejor. En estos casos, se suelen usar celdas de silicio amorfo, que, en condiciones de iluminación doméstica, no exceden el 9-10% de eficiencia. De ahí nace la necesidad de crear nuevos paneles fotovoltaicos, desarrollados específicamente para optimizar el rendimiento en condiciones de iluminación interior.
Placas solares de interior
Los investigadores de la Universidad de Beijing (China) y de la Universidad Sueca de Linköping han utilizado una tecnología diferente para fabricar sus placas solares. Apostaron por construir una célula solar orgánica que, en lugar de silicio, utiliza polímeros, semiconductores orgánicos y otros compuestos de carbono como material activo. Al elegir una mezcla particular de materiales, optimizaron el rendimiento de sus células fotovoltaicas para operar bajo condiciones de iluminación artificial.
Luego probaron los paneles con una intensidad de luz de mil lux, condiciones que se pueden encontrar en espacios con luces artificiales muy intensas, como un supermercado o plató de televisión. Los científicos experimentaron con dos tamaños diferentes: placas de un centímetro cuadrado y de cuatro centímetros. Los resultados fueron alentadores. Para el panel más pequeño, los investigadores lograron una eficiencia del 26.1%, mientras que el más grande llegó al 23%.