fbpx
Michael Himbeault CC BY

La Inteligencia Artificial y el sector público

Autores: Constanza Gómez-Mont y Christopher Córdova

La Inteligencia Artificial (IA) está transformando al mundo de una forma silenciosa pero ágil, con cambios en todos los niveles y que aún no hemos empezado a dimensionar. En 1996, una computadora le ganó una partida de ajedrez a un campeón mundial. En 2008, una máquina ganó en televisión el juego de conocimientos Jeopardy. Hoy una máquina puede dar un diagnóstico de cáncer certero en cuestión de segundos, complementando de manera eficaz el trabajo de los especialistas. La IA toca prácticamente todas las industrias y todos los sectores, y el sector público no es la excepción.

Entre los países que ya han desarrollado una política de IA están Reino Unido, Canadá, Francia, Corea del Sur, Japón y China. Se espera que, en los próximos meses, Malasia y los Emiratos Árabes Unidos se sumen a esta lista de países. De hecho, los Emiratos Árabes han sido el primer país en nombrar un Ministro para temas de IA y recientemente Arabia Saudí otorgó la ciudadanía al robot inteligente conocido como Sofía.

En cada revolución industrial, el que gana lo gana todo. Por ejemplo, los mayores beneficios de los ferrocarriles y los barcos de vapor fueron para los países que invirtieron en desarrollar o mejorar la tecnología, mientras que los que se convirtieron sólo en compradores mantuvieron, durante décadas, deudas externas que los hicieron dependientes de los otros países. La cuarta revolución industrial, a la que pertenecen las tecnologías exponenciales, sin lugar a dudas ampliará la brecha entre países.

Dos panoramas de IA para México

¿Qué significa esto para nuestro país? La elección entre dos panoramas:

  1. Un posible desempleo masivo que agudice la desigualdad (al automatizar los procesos productivos) e instituciones públicas rezagadas en cuanto a la capacidad de respuesta ante las necesidades y expectativas crecientes de su población.
  2. No perder esta oportunidad y ser pioneros en el desarrollo y la adopción de estas tecnologías.

¿Y para el sector público? La elección entre pensar desde México las soluciones para México o preferir la pasividad y dejar que el mundo nos imponga soluciones tecnológicas y mecanismos comerciales de la industria 4.0, ajenos a nuestra realidad.

Si bien los esfuerzos son aislados, México empieza a fortalecer su ecosistema de IA, principalmente en los sectores académico y empresarial. Instituciones como la Sociedad Mexicana de Inteligencia Artificial (con 30 años de existencia), el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, el Consejo Coordinador Empresarial, C Minds, la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tec de Monterrey y el IPN, y empresas como Google, IBM, Wuki, Yalo y Wizeline entienden de manera clara el panorama y han identificado los principales retos y oportunidades para México en el campo de la Inteligencia Artificial.

Por otro lado, el gobierno federal también comienza a poner en práctica pruebas piloto que resuelvan problemas públicos mediante el uso de la IA, como Hacienda en la detección y prevención de fraudes, y para facilitar el pago de impuestos, y el caso de la Coordinación de la Estrategia Digital Nacional y la Secretaría de Salud, que buscan mejorar la salud de las mujeres embarazadas y la de sus bebés, disminuyendo los índices de mortalidad infantil al utilizar análisis predictivo de datos para responder, en tiempo real, a necesidades específicas de las beneficiarias del programa.

A nivel local, la CDMX, Guadalajara, Zapopan, Monterrey, Puebla, Mérida y Querétaro, entre otras ciudades, tienen comunidades de práctica que buscan desarrollar la industria de Inteligencia Artificial. En paralelo, los gobiernos de estas ciudades están iniciando una etapa exploratoria, buscando la mejor forma de hacer uso de estas nuevas herramientas tecnológicas para probar cómo pueden impactar, de forma positiva, la vida de las personas.

Ante el crecimiento de casos de estudio sobre el potencial de la IA para el sector público, será necesario, entre otras acciones, crear mecanismos más ágiles y efectivos de coordinación entre ciudades y entre gobiernos (en todos los niveles) para acortar las brechas de conocimiento y pasar más rápido de la retórica a la acción, teniendo programas de gobierno que midan el retorno de inversión y el ahorro en el gasto público que estas iniciativas representan.

Como país, México tiene la oportunidad de ser un líder global en el tema y uno de los primeros 10 países en el mundo en desarrollar una Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial. El momento es clave para definir el ethos de la IA para la innovación pública y para facilitar y participar en las conversaciones internacionales que marcarán la base regulatoria y la ética del uso de las nuevas tecnologías. Sin duda son momentos de definición histórica para México, con la renegociación del Tratado de Libre Comercio y el próximo cambio de administración. Qué mejor momento para redefinir las preguntas, replantear la discusión y crear un plan de acción integral a nivel país en temas de aprovechamiento de las nuevas tecnologías. El momento es ideal para potenciar la creatividad de los mexicanos y proponer formas novedosas que utilicen la IA para asegurar un desarrollo económico y social más inclusivo.

Consideraciones éticas y oportunidades

El futuro es prometedor en cuanto a las soluciones que la IA puede aportar; no obstante, también hay consideraciones éticas que tienen que ponerse en el centro de las discusiones en México. Algunos temas clave son la ciberseguridad, la discriminación que los algoritmos pueden realizar con base en el análisis de datos, quién es responsable por posibles errores cometidos por la IA que pueden costar incluso vidas (pensemos en los vehículos autónomos o en diagnósticos erróneos) y hasta dónde utilizar la Inteligencia Artificial como complemento de las decisiones humanas y no como sustituto de éstas.

La industria va un paso adelante en abordar estas consideraciones y en la adopción de guías éticas, por ejemplo, con la “Alianza sobre IA para el beneficio de la gente y la sociedad” impulsada por Amazon, Facebook, Google, IBM y Microsoft, o el “Fondo para la Ética y Gobernanza de la Inteligencia Artificial” creado por el fundador de eBay y LinkedIn, que ya tiene 27 millones de dólares para explorar el tema. Otros ejemplos incluyen a Elon Musk, Fundador de SpaceX y Tesla, quien ha donado también millones de dólares al Instituto del Futuro de la Vida, con el objetivo de apoyar investigaciones sobre cómo mantener la Inteligencia Artificial en niveles seguros para la humanidad, y al Instituto de Ingeniería Eléctrica y Electrónica (IEEE) que publicó una guía ética para la industria. Cuando grandes compañías están iniciando conversaciones sobre los posibles riesgos e impactos negativos de tecnologías emergentes, es posible afirmar que —a diferencia de lo que muchos creen— el tema supera la ciencia ficción.

Es impensable una administración nueva de gobierno, ya sea a nivel nacional o local, sin una agenda digital estratégica y sin prioridades claras en el aprovechamiento de las nuevas tecnologías. Serán necesarios líderes en el sector público que eviten empezar desde cero y que construyan sobre los cimientos y aprendizajes de los gobiernos antecesores, ayudando a escalar e institucionalizar lo que funcionó, y rediseñando los procesos que probaron ser deficientes. Una administración nueva con visión será aquella que incorpore en todas sus dependencias a científicos de datos, diseñadores y expertos en diseño de ecosistemas, entre otros perfiles que cuenten con una cultura digital y abierta tatuada en su ADN. El reto irá, más allá de contratar perfiles correctos, hacia crear las condiciones necesarias para que el gobierno pueda retener este talento.

El alcance que tiene el desarrollo de la Inteligencia Artificial en México supera las posibilidades técnicas de las nuevas tecnologías. Como con cualquier herramienta, tendrá que ver más con la mejor definición de las preguntas a solucionar, con el desarrollo de políticas digitales integrales y con la colaboración de personas de todos los sectores, que sean capaces de transformar la innovación digital en impacto tangible en temas que afectan la calidad de vida de los mexicanos, como la salud, la educación y la seguridad.

Queda claro que necesitamos una estrategia de IA que ayude a resolver retos de manera más eficiente, siempre como una herramienta bajo el control humano y no en las manos de pocos, sino accesible para todos y bajo la supervisión de muchos. Gobernanza, transparencia, impacto social: esa debe ser la premisa sobre la cual México aún puede subirse a los primeros vagones de un tren (lleno de oportunidades) que pasará rápido, muy rápido.

 

 

Christopher Córdova

Cofundador de C Minds. Consultor internacional para gobiernos, empresas, organizaciones internacionales y sociedad civil. Ha publicado 14 libros y presentado conferencias en instituciones prestigiosas de 13 países. También ha desarrollado investigaciones y proyectos en más de 25 países. Dirige actualmente la Fundación InterAmericana del Corazón México: ficmexico.org

 

Este artículo se publicó en el número 18 de la revista u-GOB

 


 

Comentarios de Facebook