Si analizamos las estadísticas de búsquedas en la plataforma Google, observamos que el término Transformación Digital arroja más de 12 millones de resultados, interés que ha crecido más de 25% en los últimos cinco años. ¿Es esto una moda que pasará?
Empecemos por definirla. Transformación Digital (DX) es el proceso a través del cual las empresas cambian su toma de decisiones y procesos mediante la tecnología. El que una empresa sólo modernice la tecnología que ya posee no es suficiente; la Transformación Digital utiliza herramientas de la llamada Tercera Plataforma, como Cloud, Movilidad, Big Data, Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés), robótica e impresión 3D.
Actualmente, la Transformación Digital es una realidad, una práctica estratégica que está ocurriendo cada vez más en las empresas, sobre todo en aquellas que se toman en serio la tarea de garantizar que sus negocios tengan impacto y sean líderes en el entorno de la economía digital. DX es un esfuerzo continuo con metas y objetivos específicos en torno a mercados y clientes, ingresos y crecimiento de utilidades.
Las organizaciones que hayan adquirido madurez en lo que a DX se refiere serán las que dominen. No se trata solamente de consentir a los clientes con productos, servicios y calidad superiores en tiempo real, sino de crear organizaciones ágiles que puedan mantener una posición de liderazgo, ajustarse a un entorno empresarial dinámico y ampliar sus oportunidades en los mercados hacia los que van dirigidas.
Digitalización dirigida a toda la empresa
La tecnología debe utilizarse para alentar la innovación y la creatividad, a fin de mejorar las experiencias tanto de los empleados como de los clientes y tener como resultado un mejor desempeño financiero. Para 2020, el 40% de las 3,000 empresas más importantes de América Latina verá que su negocio dependerá de su capacidad para crear productos, servicios y experiencias mejorados digitalmente, pues la toma de decisiones debe basarse en una cultura de datos y evidencia.
La mayoría de las empresas no tienen problemas en términos de recopilación de datos. El desafío está en la forma de categorizar, analizar y, finalmente, tomar decisiones estratégicas basadas en los mensajes a los que apuntan dichos datos. La falta de científicos expertos en datos en Latinoamérica (y en todo el mundo) es como la vieja broma del Gerente de Recursos Humanos que busca a alguien con diez años de experiencia en una tecnología que sólo ha existido durante cinco años. Aquellos empleados que puedan obtener información valiosa a través del análisis de datos serán quienes prosperen durante los próximos años.
Todas las empresas que busquen la Transformación Digital deberán involucrar a los actores apropiados, ya que anteriormente las decisiones tecnológicas incluían únicamente al CIO y tal vez al CFO o CEO; actualmente es necesario tener en cuenta que la DX no es una jugada tecnológica aislada, sino que afecta a todos los departamentos de una empresa y, como tal, necesita la participación activa y aceptación del CIO, CSO, CHRO, CMO, COO y CEO.
La mayoría de las empresas de la región todavía está en las dos primeras etapas de Transformación Digital. Actualmente, el 82% se encuentra en la etapa de “exploración” de su trayectoria y aún no ha ido de iniciativas aisladas hacia una digitalización dirigida a toda la empresa.
En Latinoamérica, hay pocas empresas nacidas en un entorno digital, pero ya hay muchos ejemplos de aquellas que han adoptado la DX y se están convirtiendo en líderes. Los jugadores de clase mundial, en muchas industrias tradicionales de la vieja escuela como la cementera mexicana Cemex, el Banco do Brasil o el chileno Codelco (minería), han comenzado a digitalizarse y ya se están convirtiendo en puntos de referencia. Incluso organismos públicos como CFE en México y EPM en Colombia son ejemplos de que esto no es sólo un fenómeno de la iniciativa privada.
Entonces, regresando a la pregunta inicial de si Transformación Digital es sólo un término de moda —creado por los expertos de marketing de la industria de TI para vender a las empresas licencias adicionales de software, hardware y consultoría e implementación de servicios—, podríamos decir que tal vez pero, al final del día, el cuestionamiento que deberíamos hacernos es el siguiente: ¿quiero arriesgar el futuro de mi empresa y no utilizar la tecnología para digitalizarla? Personalmente, no me gustaría apostar el futuro de mi compañía en eso y, con gusto, me subiría al tren de la Transformación Digital sin esperarme a averiguar si sólo fue un boom mercadológico.