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Apps de gobierno la ruta más corta para los ciudadanos
Apps de gobierno la ruta más corta para los ciudadanos

Apps de gobierno: la ruta más corta para los ciudadanos

Hoy en día, los grandes protagonistas de esta revolución tecnológica que allana nuevos territorios digitales son los ciudadanos de a pie, ese sector que cada día está más involucrado en el acontecer público y que a cada momento renuncia a ser únicamente espectador.

En este sentido, la Administración Pública tiene el cometido de optimizar sus recursos para brindar una atención ciudadana que facilite la realización de trámites y que agilice los servicios sin comprometer —en ningún momento— la información o el comportamiento de los usuarios.

El gobierno móvil (m-Government o m-Gov) parece ser una de las medidas idóneas para esta labor y se ha convertido en una carretera digital muy transitada en muchos países, ya que aligera los procesos y representa importantes ahorros presupuestales para los gobiernos.

En el centro: la vida cotidiana del ciudadano

De acuerdo con la OCDE (2016), el m-Gov resulta de la interacción entre las tecnologías móviles y las Tecnologías de la Información y la Comunicación, a través de la creación de aplicaciones móviles, con el objetivo de prestar servicios de participación ciudadana, salud, educación, seguridad pública y otros más a la población.

Cierto es que el m-gov ha encontrado nuevas formas de satisfacer las demandas de la ciudadanía en tiempo y forma. Ahora el desafío es lograr la combinación más perfecta posible entre desarrolladores y funcionarios públicos.

Por un lado, un productor de aplicaciones móviles verdaderamente comprometido no debe perder de vista que la línea a seguir está marcada por las necesidades de la ciudadanía. Si en lugar de obtener su materia prima de este paradigma insiste en la creación de “apps a modo” como encargo institucional, sin reparar en la voz ciudadana, estará del lado equivocado y no llegará a resultados reales.

Por otro lado, los servidores públicos deben impedir la digitalización con apps ineficaces en las distintas áreas de gobierno, lo que se traduciría en una encomienda que generaría más gastos. La vida diaria es, sin duda, uno de los objetivos a mantener bajo la lupa, una premisa tan elemental que muchas veces pasa desapercibida para decenas de desarrolladores.

Si bien hoy podemos solicitar un acta de nacimiento en un cajero y pagar un parquímetro con la ayuda de nuestro celular y una tarjeta de crédito (o débito), aún existen grandes boquetes por llenar en nuestro país, sobre todo a nivel local, en donde difícilmente se aceptan innovaciones digitales.

Cuatro e-Gov Apps

En muchos países, esta carrera para facilitar la cotidianidad se ha convertido en una constante, así que todos los días nos encontramos con verdaderas muestras de una innovación digital pensada en la vida diaria de los ciudadanos y en su vinculación comunitaria.

Revisemos ejemplos: en Irlanda del Sur, el Servicio de Policía y el Servicio de Vivienda (Northern Ireland Housing Executive) se unieron para crear APP NOISE, una aplicación que facilita el envío de quejas sobre vecinos molestos. Esta app, que llega directamente al Departamento de Salud Ambiental, permite registrar la ubicación con fecha y hora, además de una grabación de 30 segundos que tiene validez legal en caso de existir una demanda. Se trata de una herramienta digital útil para monitorear la sana convivencia.

En Alemania se creó NINA o Die Warn App des BBK (Información de Emergencia y Aplicación de Noticias), la cual es alimentada por la Oficina Federal de Protección Civil y Atención a Desastres (BBK) y notifica al usuario situaciones de riesgo en su localidad y ubicación real, además de proporcionar recomendaciones y planes a seguir en caso de emergencia. De igual forma, da aviso de cambios meteorológicos que podrían ocasionar inundaciones (tema relevante en algunas comunidades alemanas). Es una importante herramienta de alerta que también contiene información sobre inundaciones, fallas de energía, incendios y otras situaciones de riesgo que permiten la interacción entre usuarios.

La Agencia Tributaria (AEAT) de España lanzó durante el primer trimestre de 2018 una aplicación móvil para que el contribuyente realice su declaración anual “en un sólo clic”. De igual forma puede consultar su expediente, presentar información y agendar citas para posibles aclaraciones. Aunque esta app ha recibido algunas críticas en el tema de usabilidad, resulta un importante intento por facilitar uno de los trámites más engorrosos en todo el mundo: el pago de impuestos.

Otro caso interesante es BHIM (Bharat Interface for Money), una app lanzada por la National Payment Corporation de la India y cuyo objetivo central es evitar la circulación de dinero negro entre los habitantes, de tal manera que, mediante la plataforma, pueden realizarse transacciones bancarias y algunos pagos y servicios. No es una cuenta virtual porque impide tener fondos.

La lista es larga y cada día se pone más interesante. Lo cierto es que hoy una e-Gov App deberá responder a las necesidades reales de los ciudadanos; de otro modo, su uso como medio de información estará destinado al fracaso, pues nadie quiere, en su dispositivo móvil, una app que pocas veces consulte y que bien pueda hacerlo en otras plataformas.

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