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No es la cuarta revolución industrial

Uno de los temas de la Reunión del Foro Económico Mundial de Davos 2016 fue la importancia de la tecnología en el mundo actual. Los organizadores tipificaron a la cada vez más relevante presencia de las Tecnologías Información y Comunicaciones (TIC) en la vida diaria como la Cuarta Revolución Industrial.

Creo firmemente que la caracterización está equivocada tremendamente. La irrupción de las TIC como la hemos visto no puede ser sólo pensada como una revolución industrial. De muchas maneras las posibilidades de las TIC van más allá de un cambio en la forma de producción y por supuesto afectan más que el ámbito industrial. Es más, si sólo se consideran los cambios que el procesamiento digital de datos e información comienza a demostrar en la producción de bienes no hay comparación posible del efecto que veremos con la invención de las máquinas de combustión, los modelos productivos que permitió el desarrollo de la química o la línea de ensamblaje.

Ninguno de los adelantos que caracterizan a las tres revoluciones industriales (mecanización de la producción industrial, producción en masa y procesamiento numérico)[1] puede compararse con el cambio fundamental que propondrá la presencia de las TIC en todos los aspectos humanos y la capacidad de procesamiento que llevará tarde o temprano al desarrollo acelerado de la inteligencia sintética también llamada Inteligencia Artificial. El cambio en las posibilidades y alcances del conocimiento a través de la adición de recursos externos es una realidad, y no hablo de implantes neurológicos hoy imposibles, sino de la gran diferencia que podemos encontrar en cuanto a las capacidades de información y tomas de decisiones entre una persona con alfabetización y habilidades digitales y aquella que no lo tiene. El simple alcance geográfico de la presencia de aquel que tiene acceso y sabe usar un dispositivo de cómputo contra el que no lo hace nos demuestra cómo al acceso a los medios tecnológicos establece una diferencia no sólo en la forma en la que esa persona puede producir, sino en lo que puede producir y la calidad de su producto. Pero eso no es todo, porque la digitalización no se limita a los factores de producción, sino a las condiciones de desarrollo de las mismas personas.

El estado actual y futuro previsible de las capacidades tecnológicas pone a disposición de las personas mucho más que sólo nuevas formas de generar productos. Para mí solo es posible equiparar este panorama a otros escenarios que cambiaron a la humanidad y no a su relación productiva:

  1. La invención del lenguaje hablado, que transformó al ser humano en individuos capaces de compartir experiencias de manera articulada en códigos compartidos;
  2. La aparición del lenguaje escrito, que permitió transmitir el conocimiento más allá del alcance de la memoria de las personas individuales, su alcance geográfico y su propia existencia temporal:
  3. El desarrollo de la imprenta, que permitió masificar el alcance de la transmisión atemporal del conocimiento individual y colectivo.

La tecnología de la información en conjunto con la capacidad de transmisión de las tecnologías de comunicaciones de los productos de conocimiento generados, comienzan en nuestro días a mostrar su potencial. Los cambios sociales que enfrentamos son apenas el comienzo de la transformación que veremos en la forma de relacionarnos, de generar y compartir conocimiento. La datificación de los productos humanos, de su conocimiento, su expresión y su relacionamiento social va más allá de una revolución industrial para llegar a una revolución de conocimiento.

Los cambios que traerá consigo esta revolución serán disruptivos, tanto como es posible ver hoy en el inicio de la ruptura social entre quienes tienen acceso a las tecnologías digitales y aquellos que no, o quienes están inmersos en ella y quienes desean continuar con el modelo anterior. Como en todas las revoluciones habrá cambios acelerados imposibles de concebir e identificar para aquellos que se resisten a la vorágine de la transformación humana.

Estamos en el amanecer de la revolución humana de la digitalidad y ninguno de los que tratamos de relatar este escenario puede comprender la forma en cómo cambiaremos, e incluso si será posible que la especie sobreviva al poder que nosotros mismos hemos creado.

[1] De acuerdo con The Economist

Comentarios de Facebook
Director General de u-GOB
  1. Coincido con tu precisión, pero creo que lo más importante de lo que se habló en dicho foro es sobre los diversos impactos que hay y habrá con motivo de la gran aplicación de la automatización y la Inteligencia Artificial, considerada esta última como una amenaza para la especie. En eso creo yo se debe centrar el debate; qué haremos y qué estamos haciendo por el creciente desempleo por la automatización…qué hace nuestro gobierno en ese sentido, qué hacemos cómo sociedad, cómo nos preparamos para ello. Para algunos, en un periodo de 30 años, millones de empleos y funciones productivas, no serán hechos por humanos, eso me parece alarmante…entre otros temas.

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