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Saltillo moderniza su semaforización: cómo funciona y qué dice la experiencia

El bulevar Venustiano Carranza estrena siete semáforos inteligentes que buscan reducir tiempos de traslado y, potencialmente, emisiones contaminantes

Desde el 14 de noviembre, siete semáforos inteligentes operan en el bulevar Venustiano Carranza de Saltillo, una de las arterias más transitadas de la capital coahuilense con más de 50 mil vehículos diarios. El proyecto, con una inversión de 12 millones de pesos, forma parte de la rehabilitación integral de esta vialidad.

Virgilio Verduzco, director de Infraestructura y Obras Públicas, explicó que estos dispositivos pueden ajustar tiempos de luz verde según el flujo vehicular y se comunican entre sí para coordinar los ciclos. El sistema fue programado a 50 kilómetros por hora para crear una “ola verde” que permita circular sin detenerse en intersecciones sucesivas. Las autoridades estiman una mejora del 15 al 20 por ciento en tiempos de traslado.

Qué dice la experiencia internacional

La apuesta de Saltillo se inscribe en una tendencia global. Ciudades de diversos países han implementado sistemas similares con resultados documentados tanto en movilidad como en impacto ambiental.

El caso más estudiado es Pittsburgh, Estados Unidos. Un proyecto de la Universidad de Carnegie Mellon demostró que la semaforización inteligente puede reducir hasta 25 por ciento los tiempos de desplazamiento y 21 por ciento las emisiones de gases contaminantes. Los investigadores calcularon que las congestiones en ciudades estadounidenses generan 25 mil millones de kilogramos de CO2 potencialmente evitables, equivalentes a las emisiones anuales de 4.5 millones de hogares.

En América Latina hay experiencias recientes. Buenos Aires implementó semáforos inteligentes en la Avenida Libertador con sensores e inteligencia artificial, logrando una reducción de 21 por ciento en tiempos de espera y una disminución proyectada de más de 200 toneladas de CO2 al año. Santiago de Chile se incorporó al proyecto Green Light de Google, que utiliza datos de aplicaciones como Waze y Google Maps para optimizar ciclos semafóricos, con potencial de reducir hasta 30 por ciento las paradas y 10 por ciento las emisiones.

En Argentina, la ciudad de Río Tercero reportó ahorros de hasta 50 por ciento en tiempos de traslado tras instalar semáforos con procesamiento de imágenes e inteligencia artificial.

La dimensión ambiental

El transporte es responsable de más del 70 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero del sector, según la Agencia Europea de Medio Ambiente. Un estudio reciente del MIT analizó más de un millón de escenarios de tráfico y encontró que hasta el 15 por ciento de las emisiones urbanas provienen del patrón de frenadas y arranques en semáforos.

La lógica es directa: menos tiempo detenido significa menor consumo de combustible y menos emisiones. Investigadores de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid calcularon que un sistema híbrido de semáforos inteligentes podría ahorrar más de 65 toneladas de CO2 diarias solo en dos intersecciones de alta congestión, equivalente a una reducción del 5 por ciento de emisiones.

Para Saltillo, estos beneficios ambientales aún son potenciales. El sistema está en fase de calibración y la empresa Semex continúa ajustando los tiempos según la afluencia vehicular, que varía significativamente entre horas pico y fines de semana.

Hacia un centro de control

Verduzco adelantó que el proyecto podría expandirse. “En un futuro se puede hacer una especie de C2 pero de semáforos, donde se esté controlando con cámaras y visión, y donde uno pueda ver todas las intersecciones en pantalla”, señaló.

Este modelo ya opera en otras ciudades mexicanas. En la Ciudad de México, aproximadamente la mitad de los 30 mil semáforos están conectados al Mando Único. Guadalajara cuenta con el Sistema Inteligente de Gestión de la Movilidad, que redujo tiempos de retraso entre 14 y 29 por ciento en siete intersecciones estudiadas.

Desafíos pendientes

La tecnología no resuelve limitaciones estructurales. El bulevar Carranza no puede ampliarse por el desarrollo urbano consolidado, y el parque vehicular sigue creciendo. Verduzco reconoció que los tiempos de traslado de hace una década no volverán, pero la semaforización inteligente puede mitigar el deterioro.

Los retos incluyen el mantenimiento sostenido, la vulnerabilidad al vandalismo y la necesidad de inversión continua para actualizaciones. El éxito del proyecto se medirá en los próximos meses, cuando el sistema esté completamente calibrado y los conductores se adapten a los cambios en la circulación.

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Last modified: 22 de noviembre de 2025

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