En la actualidad, el desarrollo de la tecnología y la globalización han funcionado como binomio facilitador para que nuevos enfoques tecnológicos se extiendan y permeen cada vez más y con mayor impacto en múltiples aspectos de la vida humana. Un claro ejemplo es la edificación de ciudades inteligentes, que no sólo pretenden hacer un uso adecuado y responsable de los recursos naturales con el apoyo total de la tecnología, sino también lograr importantes progresos que se traduzcan en un incremento en la mejora en la calidad de vida de sus habitantes mediante la interconexión de aplicaciones y servicios orientados a potenciar insumos vitales para las megalópolis.
En este contexto, la Industria 4.0 resulta un factor clave para la adopción tecnológica en varios sectores trascendentales alrededor del mundo, incluido el productivo, y, al mismo tiempo, un aliado estratégico para los gobiernos que buscan acortar las brechas tecnológicas y digitales en sus países, y detonar, mediante la misma, los modelos de desarrollo industrial.
Entendiendo que la Industria 4.0 va más allá de una nueva etapa industrial y que implica una transformación económica, política, social, cultural y hasta cognitiva que garantice el desarrollo de nuevas habilidades y perfiles asociados al uso de las nuevas tecnologías.
Así pues, derivado de las aseveraciones anteriores, es claro que esta industria, además del miedo al desplazamiento del factor humano en la industria, está rodeada de retos y oportunidades que, con las nuevas tecnologías vinculadas a ella, también pueden crear valor para las organizaciones y la sociedad. Con la idea de estar preparados y hacer frente a estos retos, a continuación se comparten tres elementos considerados de vital importancia para llevar a cabo la transformación hacia una Industria 4.0:
1. Agenda Digital
Uno de los principales retos a nivel global radica en que los líderes gubernamentales y empresariales tomen conciencia del vertiginoso desarrollo tecnológico y las implicaciones de la Industria 4.0 para colocarlo como un tema prioritario en las agendas y, así, dar un paso importante hacia la implementación de políticas públicas que permitan involucrar el desarrollo científico, tecnológico y de innovación, permitiendo contar una transferencia tecnológica independiente entre países y minimizando la dependencia tecnológica con otras naciones. Por lo anterior, el desarrollo de una agenda pública digital, con participación activa de los involucrados, es un reto de suma importancia.
2. Cultura Digital
La Industria 4.0 está asociada a diversas tecnologías que permiten su adopción en prácticamente todos los sectores e industrias, comenzando por el Internet de las Cosas (IoT por sus siglas en inglés) y pasando por la robótica colaborativa, la Inteligencia Artificial, la realidad aumentada, el cómputo en la nube, enfoques basados en Big Data Analytics, Blockchain y la ciberseguridad, entre otras tendencias más innovadoras, como es el caso del Internet del Todo (IoE por sus siglas en inglés).
No obstante, es necesario considerar implicaciones y riesgos asociados a la adopción e implementación de este tipo de tecnologías, incluyendo, a su vez, el marco jurídico y normativo, aspectos éticos, sociales, culturales y políticos, como pueden ser la protección y tratamiento de datos personales, el derecho a la privacidad y derecho al olvido.
Asimismo, la cultura digital dentro de una organización es determinante en su operación y progreso. Para la adopción responsable de las nuevas tecnologías será indispensable impulsar una cultura de higiene digital que se ocupe de fomentar transversalmente el cuidado y protección de la confidencialidad, integridad y disponibilidad de los datos de una organización. Por su parte, la resistencia al cambio deberá ser considerada en los planes y estrategias para que la adopción tecnológica pueda ser gradual, progresiva y consensuada.
3. Formación y capacitación
Uno de los desafíos de la Industria 4.0 es la pérdida de puestos de trabajo y el desplazamiento del recurso humano por máquinas cada vez más inteligentes y productivas. Sin embargo, como sucedió en las etapas industriales anteriores, la demanda de ciertos oficios y profesiones disminuyó, pero, al mismo tiempo, otras emergieron.
La industria involucrará a personas, productos, servicios, máquinas y procesos, pero ahora con nuevos componentes tecnológicos incorporados a sus sistemas productivos y de operaciones, de tal forma que será necesario desarrollar nuevas competencias técnicas y analíticas que complementen los puestos de trabajo existentes y modelen los nuevos perfiles profesionales.
Para este fin, la educación disruptiva como una novedosa metodología de la Educación 4.0, podría ser de gran interés como instrumento para la formación de profesionales innovadores con nuevas habilidades y competencias asociadas a las nacientes tecnologías. En 2018, el Foro Económico Mundial bosquejó que, para el 2022, el margen de actividades realizadas por las máquinas será de un 42% y, para el 2025, de un 52%, lo que obliga a repensar qué perfiles, competencias, habilidades y carreras profesionales son más pertinentes en la actualidad y menos susceptibles a la automatización.
En resumen, la también llamada Cuarta Revolución Industrial ya está aquí y no podemos ser omisos en la adaptación responsable de la tecnología. Lejos de preocuparnos por el desplazamiento del recurso humano que ésta pueda ocasionar, debemos ocuparnos y preparar profesionistas y ciudadanos que sigan haciendo lo que nos hace únicos: sentir, crear e innovar, aprovechando las nuevas tecnologías para detonar la productividad y el crecimiento económico, pero sin olvidar generar, en todo momento, el bienestar social que impacte positivamente en las condiciones de vida de los ciudadanos.
En coautoría con:
Miguel Jesús Torres Ruíz
Docente e Investigador del Centro de Investigación en Computación (CIC) del IPN y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel 1, con más de 60 artículos científicos y de divulgación publicados. Sus áreas de interés se enfocan en el desarrollo de técnicas para la conceptualización del dominio geográfico, diseño inteligente de GIS, integración y recuperación semántica de fuentes de datos heterogéneas. Dentro del desarrollo tecnológico ha dirigido diversos proyectos de investigación aplicada para SENASICA-SAGARPA, CENAPRED, ICYT-DF, CONACyT, INE e IFE. Actualmente es Director de Cómputo y Comunicaciones en el IPN.