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Telemedicina: oportunidad para algunos, imposibilidad para otros
Telemedicina: oportunidad para algunos, imposibilidad para otros

Telemedicina: oportunidad para algunos, imposibilidad para otros

Cuando Charito Morales estaba distribuyendo panfletos en el norte de Filadelfia con información sobre COVID-19, una mujer se le acercó angustiada, buscando ayuda con un problema de salud que, al principio, parecía no estar relacionado con la pandemia. 

“¡Mi hija está jadeando!”, dijo la mujer. Había tratado de llamar a una clínica de salud de la ciudad para obtener medicamentos para el asma de la adolescente, pero se le ordenó concertar una cita médica a través de un videochat, un gran obstáculo, ya que la familia vivía en un refugio y no tenía internet de alta velocidad. Además, las instrucciones estaban en inglés y la mujer, una inmigrante de Guatemala, no hablaba bien el idioma. 

Como con muchos otros aspectos de la vida durante la pandemia, el campo de la atención médica ha desplazado la mayor parte de sus interacciones a pantallas de computadora y teléfonos móviles, la práctica conocida como telemedicina. Puede ser un sustituto efectivo de la visita en persona, excepto cuando los pacientes carecen de la tecnología necesaria o tienen problemas para usarla.

Las luchas como las de la mujer de Guatemala son comunes. ¿Qué les sucede a las personas que no tienen una computadora? ¿Qué les depara a quienes no tienen WiFi? Preguntas válidas que necesitan una respuesta inmediata.

Por otro lado, los ingresos también parecen desempeñar un papel en el acceso a la atención. Las personas pertenecientes a códigos postales con un ingreso familiar inferior a los 50 mil dólares tienen la mitad de probabilidades de usar el video para consultar a su médico, en comparación con los códigos postales con un ingreso medio superior a los 100 mil dólares. En cambio, prefieren las consultas por teléfono.

Las personas mayores también prefieren el teléfono. En promedio, por cada año adicional de edad, los pacientes tienen un 3% menos de probabilidades de usar videollamadas. 

Así pues, las citas médicas por llamada telefónica son mucho mejores que ninguna, pero la adición del video puede permitir a los médicos y enfermeras obtener más información sobre la condición del paciente. Pueden ver los frascos de pastillas, por ejemplo, asegurando un suministro adecuado. Además, el proveedor puede ver si los pacientes tienen dificultades para navegar en su entorno hogareño o si tienen síntomas visibles como piernas hinchadas. 

Entonces, ¿qué es más urgente? ¿Garantizar el acceso a internet para proveer atención médica de calidad a distancia, sin importar sexo, edad, nacionalidad o nivel socioeconómico, o bien, expandir el acceso presencial a servicios de salud? Quizás, por el momento, las dos acciones sean necesarias.

Con información de Governing

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