Projjal Dutta, Director de Iniciativas Sustentables del New York City Metropolitan Transport Authority, lo define así: “las ciudades tienen que redimensionar como el transporte y uso del suelo marcan una estrategia importante en el uso de energía, por lo que, más que cómo se construye, se requiere evaluar cómo nos desplazamos, pues hay, por ejemplo, evidencias de un deterioro a la salud por el uso de automotores”.
“La bicicleta necesita grasa para funcionar y el auto de dinero y acumula grasa”, ironizó en el marco de la mesa paralela Movilidad, Urbanismo y Transporte Público en el primer día de trabajos de Smart City Expo Puebla.
El consumo en transporte oscila entre 10 y 40 por ciento del gasto per cápita en naciones que van de China a Estados Unidos, donde el promedio es de 250 millones de BTU´s, en contraste con 63 millones por parte de México.
Insistió que factores de uso de suelo, marcan la diferencia con bajas concentraciones de emisiones de carbono y ahorro de energía.
Y es que, en el paradigma tradicional, las urbes aumentan sus necesidades energéticas conforme se industrializa, por lo cual ahora se necesita abrazar transporte público con opciones económicas de no motorizados.
Por su parte, Sistemas Integrados de Transporte y CTS Embarq México coincidieron en la necesidad de un acceso equitativo a los servicios de transporte y movilidad, que sea seguro, eficiente y sustentable.
El Decálogo de la movilidad urbana inteligente implica la ordenación y planeación del territorio con base en la estructura ecológica principal, estructura funcional y de servicios, así como socio económica y espacial, un enfoque de interconectividad, uso de tecnologías de la información y comunicación, indicó Fernando Páez de CTS Embarq México.
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