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Apraxia administrativa

No todos conocemos el significado de la palabra Apraxia. Para serles sincero yo lo conocí recientemente buscando situaciones del cuerpo humano que pudieran explicar algún comportamiento en las organizaciones públicas. No es extraño que en el estudio de las organizaciones se busquen este tipo de similitudes, ya que suelen presentan o replicar comportamientos similares por operar con personas.

Apraxia pues no se refiere a un concepto administrativo, sino más bien a una situación médica del ser humano. La apraxia es un padecimiento neurológico que no permite que los órganos respondan a las indicaciones que envía la mente. Esto puede pasar incluso si la persona se encuentra físicamente apta para ejecutar dichas acciones.

De acuerdo con la Universidad de Concepción y la Biblioteca Nacional de Medicina de los EE.UU., se trata de un trastorno neurológico caracterizado por la pérdida de la capacidad de llevar a cabo movimientos de propósito, aprendidos y familiares, a pesar de tener la capacidad física y el deseo de realizarlos. Esto sucede aun cuando:

  • Se entiende el pedido o la orden
  • La tarea posiblemente ya ha sido aprendida
  • Los músculos necesarios para realizar la tarea funcionen adecuadamente
  • La persona esté dispuesta a llevar a cabo dicha tarea

Es decir, existe una disociación entre la idea y la ejecución motora.

¿Existe la apraxia administrativa?

En sentido estricto no existe este término ni ninguno parecido que describa una situación similar en las organizaciones, sin embargo, sí hay organizaciones que muestran un trastorno parecido.

Esta especie de apraxia administrativa suele presentarse en organizaciones que tiene algún tipo de descentralización o lejanía física con la matriz o las oficinas base. También suele darse si existe una lejanía ideológica o una discrepancia con la visión, los intereses, objetivos organizacionales, o incluso falta de identificación con los directivos.

La “apraxia administrativa” puede notarse en las organizaciones cuando:

  • Los órganos (áreas) de un mismo cuerpo (organización), no perciben o sienten estímulos para conducirse como el cuerpo en su conjunto requiere
  • Los órganos actúan bajo sus propios criterios o deseos
  • Los órganos empiezan a asumirse como un cuerpo independiente

El efecto sería muy similar al del padecimiento humano. En el caso de las administraciones públicas es muy relevante porque cuando se da un trastorno similar, las políticas, planes, programas o estrategias que impulsan las organizaciones públicas no se materializan y, en general, se experimenta un descontrol organizacional que origina resultados incluso indeseables.

Es común, que cuando nos enteramos de un escándalo que involucra a funcionarios públicos nos preguntamos ¿Acaso sus jefes no lo sabían? Lamentablemente, es probable que en muchos casos no lo supieran. Para atender esta situación podrían establecerse medidas puntuales de seguimiento y control más allá de la implantación de prácticas estándar de planeación u otras similares.

Lo que conocemos como acción fiscalizadora, hoy fuertemente ligada a combatir la corrupción, probable que en sus inicios no tuviera este enfoque sino el de prever la desvinculación de las áreas con las instrucciones de la más alta jerarquía.

¿Es malo y arcaico pensar en el control y seguimiento? No necesariamente. Lo relevante es implantar estrategias que cumplan su cometido; acciones puntuales que hagan “sentir” la presencia de la dirección e inciten a las áreas a atender sus instrucciones. Al igual que sería en la apraxia, se trata de incidir directamente en las conexiones entre la mente y los órganos ejecutores.

El control y seguimiento será siempre positivo si se traduce en acciones concretas como: iniciar un plan puntual de reuniones, entrevistas, revisión de proyectos, seguimiento del cumplimiento de acuerdos y, de la mano de una buena comunicación, promover los beneficios grupales e individuales que se obtienen cuando la organización funciona adecuadamente.

Reflexionar en este padecimiento y sus posibilidades de atención no resulta ocioso, más ahora que las notas enfocadas a la ingobernabilidad al interior del gobierno, no dejan ver los esfuerzos diarios que también se hacen para mejorar la acción pública.

Comentarios de Facebook
  1. La administración pública norteamericana, según esto, implementó dos formas de dirección, una basada en el empoderamiento del equipo de trabajo, creo que este término no se ha entendido muy bien en organizaciones locales, tal es el abuso que se le ha dado en materia de género. El empoderamiento va más allá cuando de organización se trata. El otro término es la sustitución de los modelos de jefes por liderazgos gerenciales. También se ha malinterpretado este término. Ciertamente no conocía el vocablo apraxia, que puede en parte atajarse dentro de la llamada gerencia pública. Interesante. Saludos.

    1. Gracias por tu comentario Daniel. Efectivamente hay varias formas o estilos de gestión que pueden emplearse para lograr los objetivos organizacionales. Algunos, a pesar de ser exitosos en un lugar, pueden no serlo en otro, como dices, por su mala interpretación o entendimiento, pero también por implementarse en contextos diferentes.
      Lo mejor siempre será poder identificar, si es posible cuantificar e incluso hasta dimensionar, los problemas propios y a partir de ello plantear la mejor forma de resolverlos, ya sea derivado de una buena práctica o de un diseño interno. Lo esencial en este tema es “sanar” aquellas “conexiones” que permitan concretar los objetivos y proyectos definidos por la organización, para esta cumpla con su encomienda. Recibe mis saludos! JAV

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